Amor en Desencuentro... Capitulo 43

–                   ¿Quién, tú amiguita? ¿Cómo se llamaba?

–                   Rocío – dijo con impaciencia y entró estudiando la habitación - ¿ a dónde fue Rocío?

Daniela se encogió de hombros.

–                   No lo sé, dijo que tenía cosas que hacer y se fue.

Gastón se cerró los ojos con fuerza.

¡Diablos!

–                   ¿No dijo a dónde iba?

Daniela negó con la cabeza y Gastón sacó su celular.

–                   Cande ¿Rocío está allá? - escuchó unos segundos – ok, cuando llegue no dejes que se vaya, yo iré en cuanto pueda – escuchó – bien. Gracias – colgó.

–                   Ya verificaste que tu amiguita sigue viva, ¿te sientes mejor? ¿Ya podemos hablar de lo que es importante?

Gastón suspiró con cansancio.

–                   Según tú, ¿Que es importante?

–                   Nosotros – Daniela dio un paso hacia él. - te extraño Gastón, este tiempo sin ti me ha hecho darme cuenta de lo mucho que...

–                   ¿me amas? - la interrumpió Gastón – no lo creo, desde un principio a quedado claro que lo único que realmente te importa es tu trabajo.

–                   Eso era entes.

–                   ¿de qué?

Daniela se acercó más y pasó un mano por su hombro y jugueteó con el cuello de su camisa.

–                   Antes de no tenerte, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, suena muy cliché lo sé, lo entiendo, pero es la verdad, este tiempo lejos de ti me ha hecho darme cuenta lo mucho que significas para mí.

Gastón se alejó.

–                   Daniela, si lo que dices es cierto, que me cuesta creerlo, de igual forma yo ya no siento lo mismo y creo que nos desviamos del tema, tú viniste a hablar sobre la firma.

–                   Gastón – Daniela lo miró como si fuera un niño pequeño que no entiende cuando se le habla – vine aquí por ti y no pienso irme sin ti.

–                   Lamento decepcionarte Dani, pero yo no pienso moverme a ningún lado.

Ella se encogió de hombros altanera.

–                   Me conoces, sabes que cuando quiero algo no paro hasta que es mio, nadie nunca me ha negado nada.

Gastón frunció los labios sabiendo que ella hablaba enserio, a la sofisticada y voraz abogada Daniela nunca nadie le dice que no, porque ella es capaz de cualquier cosa con tal de obtener eso que desea.

–                   a mí lo único que me importa es la firma. Si no vas a hablarme sobre eso...

Daniela lo miró con impaciencia.

–                   Si piensas que desviando el tema vas a librarte de mí estas muy equivocado, no me interesa cuanto tenga que esperar o lo que tenga que hacer tú vas a volver conmigo.

–                   Esto no es una competencia y yo no soy un objeto Daniela.

–                   No – ella dulcificó su voz – eres el hombre que amo y por el que voy a luchar.

Gastón la miró con incredulidad.

–                   ¿ah sí? ¿cómo?

Daniela le plantó cara y sonriendo felina lo besó.

...

–                   antes de que digas nada te aviso que no pienso dejar que te rindas. Que esa bruja con tacones haya llegado no quieres decir que debes tirar la toalla, es más, justo ahora es cuando más debes luchar por ese hombre increíble al que amas.

–                   ¿Candela de que estás hablando?

–                   Sé que después de lo que te dijo en la casa debes pensar que ya no vale la pena pero no es así. Gastón te ama y ustedes deben estar juntos, no pienso dejar que des marcha atrás, esa bruja con tinte no va a...

–                   Candela – Rocío le tapó la boca con la mano – cállate. No pienso rendirme.

–                   ¿ah no?

–                   no.

Candela sonrió.

–                   Lo amo, y me vale bledo quien sea ella, él me dijo que me amaba y yo pienso luchar por él.

Rocío se pasó una mano por la cara.

–                   es solo que.. son tantas cosas, tener que volver con Pablo, no poder estar con Gas, que ahora está bruja se aparezca, no logro ni una buena, ni una.

–                   Vale, lo sé. No te preocupes. Ya quedamos en que hoy duermes en mi casa, a Gas lo puedes seguir viendo, Pablo casi nunca está, pueden encontrar la manera. Y la bruja, bueno, es una mujer de ciudad, te apuesto que no aguanta ni dos días aquí.

–                   Eso espero Cande.

–                   Así que... ¿son novios?

Rocío miró a Candela divertida.

–                   Estoy casada.

Cande frunció el ceño.

–                   Sabes a qué me refiero. ¿Qué relación tienes con Gas?

–                   Oficialmente – giró un vaso sobre el mostrador – ninguna.

–                   ¿y extra oficial?

Rocío miró a detenidamente la pieza de vidrió en su manos.

–                   La verdad, ni idea.

–                   ¿pero lo amas?

La rubia miró a su amiga.

–                   Completamente.

Candela dio brinquitos de alegría y emoción.

–                   Me alegro mucho por ustedes. Se merecen ser felices.

–                   Ese “feliz” suena tan lejano. - dijo Rochi con la voz apagada.

Su amiga le dio una palmadita en la mano y sonrió.

–                   Van a lograrlo Rocío. Yo creo en Gastón, él te ama y está dispuesto a hacer lo que sea por ti. Va conseguir la manera de hacerlo funcionar.

Rocío sonrió enamorada.

–                   lo sé, yo también creo en él.

...

–                   ¿hace cuánto?

–                   Más o menos una hora señor.

Pablo sonrió a su trabajador y lo despachó con la mano.

Así que hace una hora que Rocío estaba en el pueblo con Candela. Por fin su mujer se dignaba a aparecer y él estaba impaciente por descubrir donde había estado. 

Girando en redondo entró en la casa y subió las escaleras con dirección a su cuarto.

Al entrar se detuvo en seco y cerró los ojos un instante.

Temeroso volvió abrirlos y suspiró aliviado al ver la cama vacía.

Había sido una mala pasada de su mente, solo eso.

Por un segundo la había visto, había estado allí.

Mariana lo había mirado con sus enormes ojos cafés y su piel pálida por la enfermedad.

Marina no estaba allí, Mariana estaba muerta – Pablo se repitió eso como un mantra.

Ella había muerto hace mucho y él se disponía a buscar a su nueva esposa. Si, pensar en Rocío le hacía bien.

¡Maldita Rocío que no estaba cuando la necesitaba!

Pablo rió en voz alta para espantar el escalofrío que lo recorría y el sonido hueco de su voz hizo eco en las solitarias habitaciones.

–                   Pablo – la voz le sonó suave y clara en los odios.

Como un lamento susurrado por el viento.

Pablo se giró en todas direcciones y se encontró a sí mismo completamente solo.

Con le corazón acelerado salió al pasillo y casi pudo verla.

Hermosa, con sus cabellos castaños largos y ondulados bailando alrededor de ella mientras caía lentamente por las escaleras. Su piel blanca y transparente, su cuerpo suave y menudo rebotando con cada golpe. Sus labios tiernos y pálidos separados, suplicando en silencio y sus ojos, aquellos ojos que lo perseguían en sueños, mirándolo fijamente, gritándole en silencio, hechizándolo.

–                   mariana está muerta Pablo – se dijo a sí mismo y casi puedo escucharla riendo de lo patético que sonaba.