Capitulo
ROCIO
Me desperté para encontrar a mamá sentada en el borde de la cama.
Aun cuando
mi visión todavía era borrosa por dormir, era difícil no ver sus
ojos rojo sangre y
los círculos negros debajo.
—Mamá —pregunté, deseando alcanzarla y consolarla. La niña dentro
de mí
estaba aterrorizada de ver a mi mamá tan obviamente triste.
—Buenos días, corazón. Lamento si te desperté pero quería hablar
contigo antes de
que papá regrese a casa.
Inmediatamente mi estómago se desplomó.
—Rocio, cariño, la abuela ha fallecido.
Todos los otros pensamientos abandonaron mi mente.
—¿Qué?
Mamá soltó un pequeño sollozo y tomó una de mis manos. Su pequeño
apretón no
me consoló.
—Anoche la abuela se fue a dormir. Cuando papá llego esta mañana
para asegurar
su calentador de agua antes de que fuera a la iglesia, la encontró
en la cama. Fue
un infarto.
Sacudí mi cabeza sin creer lo que mamá me estaba diciendo. Todavía
tengo que
estar soñando. Esto no puede estar pasando. Tenía planes con la
abuela. Hay tantas
cosas que todavía tenemos que hacer.
—Cariño, sé que eras cercana a la abuela. Esto es difícil para
todos, pero sé que
especialmente para ti. Está bien si lloras, estoy aquí y te
sostendré.
Nunca había pensado que mi abue moriría. Ella era una parte de mi
vida. Mi
escape del mundo en el que vivía diariamente. Ella me entendía de
una manera en
que mis padres nunca harían. Mi abue no esperaba que fuera
perfecta, como hacían
mis padres y Pablo. Estando con ella era libre. Era como cuando
estaba con Gaston.
Podía ser yo misma y sabía que me amaba. Un vacío se asentó dentro
de mí
mientras lágrimas resbalaban por mi cara. Todavía la necesitaba.
¿Cómo pudo irse?
Acababa de verla. Me dijo que nadie podía ser tan perfecto como Gaston
sin
camiseta. Nos reímos juntas. Acababa de tener su pedicura.
¿Cómo puede estar muerta? No estaba preparada para morir. Las uñas
de sus pies
eran rosa brillante. Estaba preparada para tener algo de
diversión. Teníamos
planes para ir a ver películas juntas.
Los brazos de mamá me envolvieron en un abrazo. Toda mi vida había
encontrado
consuelo en sus brazos pero ahora sólo me sentía entumecida. Mi
abue no estaría
aquí para el día de mi boda. Nunca tomaríamos juntas aquel crucero
o iríamos a
bucear a las Bahamas. No estaría aquí para, algún día, hacerles
galletas a mis hijos.
¿Dónde encontraría un escape de la presión de mi vida? ¿Cómo
podría vivir sin
ella?
Rocio,
De nuevo, siento los
retrasos de mis correos electrónicos. Después de un día entero de
senderismo, choqué
cuando regresaba a la cabina. Estoy combatiendo el cansancio, por eso
puedo escribirte.
Hoy Cristobal y yo tomamos un sendero que ni mi madre ni mi
hermana querían probar,
entonces papá se quedó
con ellas. Era realmente empinado en algunas zonas. Era genial. La
vista a la que
finalmente llegamos era impresionante y Cristobal vio a su primer oso negro. Creo
que le tomó una docena
de fotos.
Pelea hasta el final.
Tu aburrimiento está a mitad de camino. Estaré en casa en veinte días.
Te amo,
Pablo.
Pablo,
Hey...
No quería decirle por la pantalla de la computadora que mi abue
había muerto. No
podía decirle sobre lavar el auto con Gaston o jugar al billar en
el bar. Mi visión
estaba nublada por llorar y tomarla con la computadora era la
última cosa que
quería hacer. Borré mi respuesta, agarré mi monedero y me dirigí
al coche. Podía
mentirme a mi misma y decir que no sabía a donde iba, que sólo
necesitaba
alejarme y conducir. Pero en el fondo sabía exactamente a donde
iba.
Estacioné mi Jetta afuera del granero. Gaston no estaba en casa,
pero
su madre le echó un vistazo a mi cara afligida y me dijo donde
podía encontrarlo.
Escuché el tractor antes de verlo. Mis pies empezaron a caminar
siguiendo el
sonido. Necesitaba que alguien me ayudara a olvidar la horrible
verdad. No
necesitaba un estúpido correo electrónico contándome sobre
cataratas y osos.
Necesitaba a alguien aquí y la primera persona que vino a mi mente
fue Gaston. Él
no me diría que todo estaba bien. Él no trataría de calmarme como
a un niño. Lo
necesitaba.
En el minuto en que me vio caminando a través del campo, paró el
tractor. Sus ojos
se posaron en mí y empecé a correr. Podía sentir la humedad en mi
cara por las
lágrimas mientras corría hacia él. Bajó de un salto justo antes de
que lo alcanzara.
Gaston me atrapó cuando me arrojé en sus brazos. Las lágrimas
silenciosas se
transformaron en sollozos por primera vez desde que mi mamá me
había dicho
que mi abue murió. Él no me preguntó. Sabía que no lo haría.
Esperaría hasta que
estuviera lista.
GASTON
Atraje a Rocio a mi regazo mientras me sentaba debajo de un viejo
roble. Sus
brazos apretaban mi cuello mientras sollozaba lastimosamente
contra mi pecho.
Estaba asustado de preguntar qué estaba mal. En cambio, la sostuve
y esperé. Mi
pecho dolía tanto con cada sollozo que era complicado respirar
hondo. Sentarse
aquí esperando que se calme lo suficiente para decirme a quién
tenía que darle una
paliza por hacerla llorar, no era fácil. Un sollozo sacudió su
cuerpo y la acuné con
más fuerza contra mí. Mi corazón se contraía con cada
estremecimiento de su
cuerpo. Incluso cuando éramos pequeños no me gustaba verla triste.
La única vez
que un chico hirió sus sentimientos en el patio de juegos
reaccioné empujando lacara del chico en la tierra. Estuve dos días suspendido,
pero valió la pena. Nadie la
molestó de nuevo. Ellos lo sabían mejor.
Sus sollozos poco a poco comenzaron a disminuir a pequeños
lloriqueos. Miré
fijamente como levantaba la cabeza de mi pecho sudoroso. Sus ojos
me miraron y mi pecho palpitó por la estrechez. Si alguien la
lastimó, lo mataría. Si
Pablo causó esto, lo pagaría. Primo o no, nadie tiene permitido
hacer a Rocio
llorar.
—Anoche mi abue tuvo un ataque al corazón —susurró.
No esperaba eso.
—Lo siento, bebé.
—Sólo sostenme —contestó.
La sostendría por siempre si pudiera.
Con cuidado quité el pelo atrapado en su cara por las lágrimas y
lo metí detrás de
sus orejas. Ella miró hacia abajo y se tensó cuando, finalmente,
se dio cuenta que
me faltaba la camiseta. Mi pecho estaba empapado no sólo con
sudor, sino con sus
lágrimas. Empecé a decir algo pero las palabras se quedaron
atrapadas en mi
garganta cuando su mano se movió por mi pecho y suavemente comenzó
a borrar
las gotas de humedad.
Dejé de respirar. Sabía que estaba mal dejarla hacer eso, pero no
podía importarme
menos. Se movió en mi regazo hasta que se sentó a horcajadas sobre
mí. Dejé a mis
manos caer sobre su cintura mientras continuaba tocando mi pecho.
Mi corazón
empezó a golpear contra mis costillas con tanta fuerza, que sabía
que ella podía
sentirlo. Necesitaba parar esto.
—Gaston —dijo.
Dejé de mirar sus manos sobre mi pecho y miré fijamente su cara.
Había una
pregunta en sus ojos, podía verlo.
—Sí —dije con voz estrangulada.
Sus manos me dejaron y tomé una respiración profunda para aliviar
mis pulmones
privados de oxigeno, suspiré cuando me di cuenta que había dejado
de volverme
loco con sus inocentes caricias. Un aliento profundo se atoró en
mi garganta
cuando la parte de arriba salió. Sin apartar los ojos de mí, dejó
caer su pequeño top
en la hierba a su lado. Había pensado que nada podría ser más sexi
que Rocio en
bikini, estaba equivocado. Rocio en un sostén de encaje blanco
era, de lejos, la
cosa más sexi que jamás había visto.
—Rochi, bebé, ¿qué estás haciendo? —le pregunté en un susurro
ronco. Traté de
forzarme a levantar la vista y mirar su cara para saber en qué
estaba pensando
pero no podía dejar de ver sus pechos.
—Tócame —susurró. El hecho de que era la chica de Pablo parecía no
importar
más. No podía decirle que no. Demonios, no podía decirle que no.
Tracé una línea desde su clavícula hasta la cima de su escote.
Ella jadeó en voz alta
y se dejó caer en mi regazo aplicando presión. Iba a enviarme en
un loco
frenesí si lo mantenía. Como si pudiera leer mis pensamientos y
quisiera ponerme
a prueba, movió su trasero en mi regazo.
—Oh, maldita sea —gemí antes de tomar su cara y atraer su boca a
la mía. En el
momento en que mi boca tocó la suya, mi mundo empezó a girar. No
podía tener
suficiente. Le quité el sostén y tenía mis manos llenas en
minutos.
El fuerte gemido de placer que escapó de su boca casi me envió por
el borde.
Perdí mi virginidad a los trece y ha habido muchas chicas desde
entonces pero
nada me preparó para este sentimiento. Rocio envolvió sus brazos
alrededor de
mi cuello y presionó su pecho desnudo contra el mío haciéndome
estremecer por
primera vez en mi vida. Besé un camino desde su boca hasta su
oído, luego hacia
abajo a su cuello. Había cruzado la línea besándola y tocándola.
Necesitaba parar
esto.
—Por favor, Gaston —suplicó y se sentó sobre sus rodillas
ofreciendo sus pezones
duros y rosados a mi boca increíblemente ansiosa.
Yo era débil y estaba más encendido de lo que había estado en toda
mi vida.
Alrededor de una hora después, la sostuve mientras se sentaba
acurrucada sobre
mi regazo. Estaba esperando que el terror de lo que había hecho se
arrastrara sobre
mí. Sin embargo, tener a Rocio en mis brazos no ayudaba a trabajar
en el
remordimiento que debería sentir. En cambio, finalmente, me sentí
vivo.
ROCIO
Abrí la puerta del auto y miré hacia Gaston. Mi corazón latía
salvajemente ante su
visión. Quería ir todo el camino, pero él me detuvo. Una sonrisa
tiró de mis labios
porque yo sabía que no me había parado porque estuviera mal. O
porque no
quería. Había parado solamente porque no teníamos protección. Gaston
había estado
tan loco como yo. Me había mirado con esos hermosos ojos sin
seguir
escondiendo sus sentimientos.
—¿Puedes salir esta noche? —me preguntó mientras daba un paso
hacia mí, lo
suficientemente cerca para tocar mi cintura. La piel donde su mano
rozó, se
estremeció con anticipación.
—Sí, aunque será tarde. Tengo que ir a lo de mi abue. La gente
estará trayendo
comida y todas esas cosas. Necesitaré verte para animarme. Hazme
olvidar. Me
escurriré por mi ventana si tengo que hacerlo.
Se acercó más y lo miré bajar su boca hacia la mía. Justo como
antes la tierra cayó a
mis pies con el roce de sus labios. Me aferré a sus hombros
asustada de caer si me
soltaba. Rompió el beso y movió su boca hasta mi oído. Me
estremecí y me acerqué
más.
—Mándame un mensaje de texto cuando estés lista y te encontraré en
el parque
detrás de tu casa —susurró, luego retrocedió.
Me agarré de la puerta como apoyo antes de asentir y entrar a mi
auto.
—¿A dónde te escapaste anoche? —me susurró Candela mientras se
dejaba caer en el
escalón a mi lado.
Había decidido esconderme en las escaleras una vez que la casa de
mi abue se
llenó de personas. Me estaban sofocando. Candela estaba aquí con
su madre y yo lo
apreciaba, pero no estaba de humor para hablar. Estudié su
expresión para ver si
tenía alguna idea de que Gaston me había llevado a jugar al billar
antes de llevarme a
casa. Le envié un mensaje de texto para hacerle saber que volvía a
casa porque me
dolía la cabeza y lo dejé ahí.
—Gaston se ofreció a llevarme a casa, entonces me fui. No estaba
de humor para
pasar el rato después de lo de Benja.
Ella se inclinó hacia mí, golpeándome con su hombro.
—Niña, tendrías que haber visto el caos sangriento que Gaston hizo
en la cara de
Benja. Él lo golpeó. Estaba enfadado.
Rodé mis ojos ante sus palabras, escondiendo la emoción que sentí
de tener a Gaston
todo posesivo con migo.
—No ruedes los ojos. No tienes idea de lo enfadado que estaba,
golpeando la cara
de Benja. Le advirtió que lo mataría si volvía a mirar en tu
dirección.
Abrí mi boca para responder cuando el olor del intenso perfume de
una mujer
mayor flotó sobre mí.
—Rocio, cariño, lo siento. —La señora Murphy, una de las mujeres
de la iglesia
que mi abue siempre decía que necesitaba usar más maquillaje para
cubrir sus
ojeras y menos perfume porque estaba contaminando la atmósfera, se
paró
enfrente de mí y extendió sus manos.
Todos querían abrazarme como si un abrazo fuera a hacerme sentir
mejor. El
hábito de la señora Murphy de bañarse en perfume barato me causaba
dolor de
cabeza. Entonces, le di una palmadita en la mano con torpeza
esperando que no la
agarrara y me acercara hasta sus brazos. Podía ver el pañuelo de
papel usado que
tenía agarrado y estaba horrorizada de tener que tocarlo o que me
tocara.
—Gracias señora Murphy —respondí.
Ella esnifó y tocó sus ojos con el pañuelo.
—Es tan difícil de creer. Me refiero a que estuvo en la reunión
auxiliar de señoras
el lunes. Es horrible, sólo horrible.
No necesitaba esto. Por qué la gente pensaba que quería escuchar
sobre la última
vez que vieron a mi abuela estaba más allá de mí. Estaba tratando
de olvidar.
Quería fingir que mi abuela y yo íbamos a acurrucarnos juntas en
la hamaca
cuando todos se fueran y hablaríamos de cosas graciosas que vimos
o alguien dijo.
No necesitaba los detalles de la última vez que cada uno de aquí
vio a mi abuela
viva.
—Gracias Señora Murphy. Rocio está llevando las cosas lo mejor que
puede. Ella
aprecia sus palabras pero no está lista para hablar de eso
todavía. —Las palabras
de Candela eran perfectas. La señora Murphy me envió una última
mirada triste y
cabeceó antes de dirigirse hacia alguien con quien pudiera hablar.
—Gracias —dije inclinándome hacia Candela.
Ella envolvió mis hombros con su brazo.
—Para eso están los amigos.
Asentí y apoyé mi cabeza sobre su hombro. La extrañaría este año
en la escuela.
Nunca tuve demasiadas amigas. Crecí con los chicos Dalmau como mis
dos
mejores amigos. No era buena relacionándome con chicas. Candela
había sido mi
primera amiga, en mi primer año. Había sido estudiante de segundo
y me tomó
bajo sus alas.
—¿Qué voy a hacer este año sin ti?
—Tienes un príncipe encantador. Lo harás bien. Además, sólo estaré
a una llamada
de distancia. —Las lágrimas ardían en mis ojos. Había perdido a mi
abue y ahora
perdería a Candela. Mi mundo estaba cambiando tan rápido.
Realmente necesitaba a
Gaston ahora. Él le daría sentido a todo. Me escucharía quejarme y
sentirme
miserable y no intentaría hacerme mirar el lado positivo. Envuelta
en sus brazos
era donde quería estar. No aquí con un montón de gente en la casa
de mi abuela y
con una cocina llena de guisos y pasteles.
—Voy a ver una película con Candela —dije tan pronto como entré en
la casa.
El último de los visitante en la casa de mi abuela finalmente se
había ido
dejándonos más comida de la que podríamos comer en un año. Puse la
cacerola
con patatas dulces que tenía en las manos en el bar y me di la
vuelta para mirar a
mis padres.
—¿Irás a ver una película tan tarde? —me preguntó papá frunciendo
el ceño
mientras colocaba varias tartas que había llevado al interior.
—Es una función de media noche para películas de vampiros o algo
así. Ella no
quiere ir sola y yo necesito alejar mi mente de las cosas.
Mi mamá que parecía estar mejor esta noche que en la mañana,
sonrió.
Parecía complacida de que no estuviera planeando acostarme en la
cama y llorar.
Me pregunto cómo se sentiría si supiera que en cambio estaba
planeando ir a los
brazos del chico más malo de la ciudad y llorar en ellos. No podía
preocuparme
por lo que ella o papá pensarían. Quedarme aquí mirando los ojos
tristes de papá y
la sonrisa indecisa de mamá sólo me causaría más dolor. Cuando
estaba con Gaston,
podía olvidar por un momento.
—Está bien. Sal y diviértete un poco. Has estado mucho tiempo sola
desde que
Pablo se fue. No es bueno estar sola todo el tiempo. —Me animó
mamá. Papá no
parecía ser capaz de decir mucho por hoy. Mirarlo me causaba un
dolor que me
abría el pecho y yo estaba intentando aguantar. Le eché un vistazo
a mamá.
—Lo sé. Sólo necesitaba acostumbrarme a Pablo fuera. No me había
dado cuenta
cuanto tiempo pasaba con él hasta que se fue.
A mamá le gustó mi respuesta. Ella amaba a Pablo pero siempre me
recordaba
que no era una buena idea una relación tan seria a esta edad.
Todavía tenía la
universidad por delante. La culpa de lo que estaba haciendo con Gaston
disminuyó
más cuando miré a mamá con una sonrisa. Le estaba mintiendo sobre
con quien
estaba y lo que estaría haciendo pero indirectamente estaba
haciendo lo que ella
quería.
Normalmente papá me diría que tuviera cuidado y que estuviera en
casa a las
once. Hoy, siguió en silencio. Perdido en su propio mundo de
dolor. Les dirigí una
última sonrisa y me encaminé hacia la puerta.
Ah buee.. Como se desató rochi. Igual ame que fuera a los brazos de Gastón y lo hiciera con el. Tienen que terminar juntos.
ResponderEliminarbnjgnbjgbg nada eso.! quiero mas
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