Capítulo 24
::Gaston::
lanzo el LightStick
número cinco mil y me salvo-de-estabasura-
plástica dentro de la
caja con completo disgusto,
atrayendo una mirada
de Percy-de-Embarque.
Percy-de-Embarque es
mi pareja recién asignada de trabajo. Tiene
veintidós años y
abandonó la secundaria. Él ha estado remplazando a Rochi
desde el lunes.
Lunes. El día que
Rochi oficialmente me abandonó. El lunes fue un día
malo.
Ya han pasado tres
días desde que he visto Rochi. Por supuesto, la
chica no ha regresado
incluso uno de mis textos o llamadas telefónicas. Ni
una sola. Porque Rochi
está enferma y cansada.
Enferma y cansada. Eso
es lo que yo le había dicho a Lali y
Peter para explicar su
ausencia en la pista. Eso es lo que le dije a mi abuela
cuando ella me vio
abatido.
Yo, por supuesto, dejé
fuera la parte en la que está enferma y
cansada de mí.
—Tres días con
Percy-de-Embarque —murmuro mientras
ensamblamos el siguiente
LightStick, recordando lo fácil que Rochi me
había cerrado y
empujado lejos en todos los niveles.
También me había
abandonado completamente aquí en
Geekstuff.com la
fábrica de explotación exagerada de plástico. Solo.
Percy comienza a
silbar: —Este viejo... jugó uno... jugó al knickknack
en mi pulgar.
Peor que solo.
Al parecer, Rochi le
había pedido al Señor Foley tener una semana de
regreso a la parte
final de las cosas.
Él me contó toda la
historia. Dijo que no podía negarse a tan
motivada y sentida
solicitud del corazón. La había enviado directo a
estudiar el
cumplimiento de la orden y atención al cliente en procesos, sin
duda. Me preguntó si
me importaba primero. Le dije al Señor Foley lo que
él quería oír.
Que no me importaba en
absoluto.
Me quebré las muelas
fingiendo esa respuesta y manteniendo mi
cara seria. No tengo
ni idea de cómo a Rochi le quedan dientes en la boca
después de los actos
de manipulación que pone en marcha todos los días.
La chica no mentía
acerca de un hecho, sin embargo.
Fingir que eres feliz
y todo está ―súper-increíble‖ toma demasiada
energía. Nunca me he
sentido más cansado en toda mi vida.
Le doy a Percy una
mirada de regreso. Estamos cada uno
ensamblando nuestras
propias tablas de piezas LightStick.
—Por lo menos no tienes
que parar para dormir la siesta
narcoléptica —digo.
—¿Qué? ¿Narcoléptica?
¿Qué es eso? —Percy mira hacia arriba.
—Nada. Decía que,
¿probablemente terminaremos con estos para el
viernes? ¿No te
parece?
—Si vamos a ser
optimistas. Es una posibilidad. —Percy da una
mirada a los montones
de piezas de juguetes que aún no se han
ensamblado y niega con
la cabeza—. Soy del tipo de lamentar dejar mi
oficio. Nunca pensé
que admitiría extrañar mis cajas de cartón y una
computadora después de
sólo tres días fuera de embarque.
—¡Tres días! ¡Tres
días! ¡DIOS! —Lanzo otro LightStick, verde esta
vez, en la caja—. Por
lo menos no tuviste que hacer las catarinas y ranas.
Atasco la siguiente
tapa, azul esta vez, con tanta fuerza que casi se
rompe. Para probarlo,
empujo el botón de encendido una vez y lo pongo
en pausa un momento
para estudiar el producto terminado. Cuando está
encendido, la versión
azul tiene el mismo tono exacto de los ojos de Rochi.
—El estúpido azul me
molesta.
Lo sacudo de mí dentro
de la caja cercana a Percy-de-Embarque.
—Me niego a hacer más
de ese color. ¿Estás de acuerdo con eso,
amigo? —le grito—.
Estoy fuera de los azules.
Percy me lanza una
mirada alarmada.
—No hay problema.
Supongo que odio los rojos. ¿Tú has los rojos,
yo voy a hacer los
azules? —Su voz suena cautelosa, como si me siguiera la
corriente.
—Trato —le digo,
tratando de calmarme. Percy no es tan mal tipo.
Martes, en realidad él
había sido del tipo divertido. El martes había
sido el día que me
había convencido de dejar de estar enojado y estar de
acuerdo con que el
plan de Rochi de ignorarme totalmente era el único plan
que tenía sentido. De
hecho, me había hecho creerlo a mí mismo también.
Es su contrato. Son
sus pesadillas . El martes me dije que simplemente
debería estar agradecido
y marcharme. Sé que es un hecho, que después de
las entrevistas que
habían tenido lugar, esto habrían sido sus prácticas, no
las mías. El martes,
me dije a mí mismo que tuve la suerte de todavía
conseguir que me
paguen.
—Estúpido martes
—murmuro, lanzando otro LightStick—. Pero
hoy es un miércoles
chupa-culos, ¿no es así? Percy-de-Embarque. Hoy es
miércoles, ¿no? —estoy
gritando más fuerte ahora.
Percy me dispara otra
mirada.
—Amigo. Tal vez
deberías tomarte un descanso.
—¡Estoy harto! ¡Harto!
¿Qué hay de lo que yo quiero? —le grito otra
vez, apenas
registrando lo que Percy acaba de decir. Arrojo otro
LightStick terminado
en la caja como si fuera un misil, deseando que
explotara.
—Dalmau. Me estás
volviendo loco. ¿Eres una especie de caso mental?
—Percy se aleja del
área de trabajo.
—Lo siento. —Niego con
la cabeza mientras recojo otro LightStick.
Decido sólo decirle mi
trato. A Percy-de-Embarque le gusta cuando yo
quiero hablar—. Sé que
estoy como loco, pero estoy enamorado de esta
chica. Gran amor. Y no
tengo ni idea de qué hacer al respecto, por lo que
está molestando mi
cordura.
Percy deja escapar un
largo suspiro mientras camina de vuelta a su
mesa.
—Ah. Eso lo explica
todo. Has estado describiéndomelo toda la
mañana. Amor, ¿eh?
Pobre bastardo. ¿Le has dicho?
—No. Lo estoy
pensando, sin embargo. Es por eso que estoy
nervioso. No tengo ni
idea de cómo hacerlo.
—Sólo levántate
hombre. Todos tenemos que poner nuestros
corazones en el fuego
por las damas. No peligro-no citas.
—Ya estamos saliendo.
Una especie de noviazgo. Sólo, creo que ella
rompió conmigo la
semana pasada.
—Ah. ¿Fue el escenario
de vamos-a-ser-amigos? Brutal. Como si
alguien quiere una
amiga encima de una novia. Las chicas apestan con esa
línea.
—Ni siquiera califico
con la opción amigo. Ella sólo acabó conmigo.
Sin ni siquiera
intentarlo.
—Lo siento chico.
Pero, por otro lado, si ella está en ese viaje,
entonces no hay más
nada que perder. Juega la carta salvaje y haz un tonto
de ti mismo. Ve lo que
sucede. No es como que ella pueda hacer doble noamiga
tuya.
—No es tan simple.
Tengo tanta mierda que tengo que limpiar. Una
vez que ella conozca
mi trato, existe la posibilidad de que ella nunca
pueda hablar conmigo
otra vez.
—Santa mierda. ¿Te has
acostado con su mejor amiga o prima o algo
así?
—¡Diablos, no! Nada de
eso. —Me río.
Se encoge de hombros.
—Entonces, eres bueno.
—Percy lanza su siguiente LightStick extra
fuerte a la caja a lo
largo conmigo—. Mujeres. Ellas nos ensucian todo.
Giro uno de los
LightStick.
—La chica me va a costar
un montón de dinero.
—¿Dinero? ¿No cuestan
todas ellas dinero?
—Voy a salir perdiendo
cuatro mil dólares. Posiblemente tendré
que retrasar mi fecha
de inicio en la universidad para hacer las cosas bien
también.
Percy deja escapar un
silbido largo y bajo.
—¿Y si todavía te
rechaza? ¿Es que vale la pena arriesgar tanto?
—Más. Mucho más.
—Amigo, eres patético.
Y estás frito. Ya lo sabes, ¿verdad?
—Sí. Lo sé.

Espero el próximo
ResponderEliminarOjalá que gaston le diga la verdad y que la ama
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