viernes, 11 de octubre de 2013

Casi capitulo 24

Capítulo 24
::Gaston::

lanzo el LightStick número cinco mil y me salvo-de-estabasura-
plástica dentro de la caja con completo disgusto,
atrayendo una mirada de Percy-de-Embarque.
Percy-de-Embarque es mi pareja recién asignada de trabajo. Tiene
veintidós años y abandonó la secundaria. Él ha estado remplazando a Rochi
desde el lunes.
Lunes. El día que Rochi oficialmente me abandonó. El lunes fue un día
malo.
Ya han pasado tres días desde que he visto Rochi. Por supuesto, la
chica no ha regresado incluso uno de mis textos o llamadas telefónicas. Ni
una sola. Porque Rochi está enferma y cansada.
Enferma y cansada. Eso es lo que yo le había dicho a Lali y
Peter para explicar su ausencia en la pista. Eso es lo que le dije a mi abuela
cuando ella me vio abatido.
Yo, por supuesto, dejé fuera la parte en la que está enferma y
cansada de mí.
—Tres días con Percy-de-Embarque —murmuro mientras
ensamblamos el siguiente LightStick, recordando lo fácil que Rochi me
había cerrado y empujado lejos en todos los niveles.
También me había abandonado completamente aquí en
Geekstuff.com la fábrica de explotación exagerada de plástico. Solo.
Percy comienza a silbar: —Este viejo... jugó uno... jugó al knickknack
en mi pulgar.
Peor que solo.
Al parecer, Rochi le había pedido al Señor Foley tener una semana de
regreso a la parte final de las cosas.
Él me contó toda la historia. Dijo que no podía negarse a tan
motivada y sentida solicitud del corazón. La había enviado directo a
estudiar el cumplimiento de la orden y atención al cliente en procesos, sin
duda. Me preguntó si me importaba primero. Le dije al Señor Foley lo que
él quería oír.
Que no me importaba en absoluto.
Me quebré las muelas fingiendo esa respuesta y manteniendo mi
cara seria. No tengo ni idea de cómo a Rochi le quedan dientes en la boca
después de los actos de manipulación que pone en marcha todos los días.
La chica no mentía acerca de un hecho, sin embargo.
Fingir que eres feliz y todo está ―súper-increíble‖ toma demasiada
energía. Nunca me he sentido más cansado en toda mi vida.
Le doy a Percy una mirada de regreso. Estamos cada uno
ensamblando nuestras propias tablas de piezas LightStick.
—Por lo menos no tienes que parar para dormir la siesta
narcoléptica —digo.
—¿Qué? ¿Narcoléptica? ¿Qué es eso? —Percy mira hacia arriba.
—Nada. Decía que, ¿probablemente terminaremos con estos para el
viernes? ¿No te parece?
—Si vamos a ser optimistas. Es una posibilidad. —Percy da una
mirada a los montones de piezas de juguetes que aún no se han
ensamblado y niega con la cabeza—. Soy del tipo de lamentar dejar mi
oficio. Nunca pensé que admitiría extrañar mis cajas de cartón y una
computadora después de sólo tres días fuera de embarque.
—¡Tres días! ¡Tres días! ¡DIOS! —Lanzo otro LightStick, verde esta
vez, en la caja—. Por lo menos no tuviste que hacer las catarinas y ranas.
Atasco la siguiente tapa, azul esta vez, con tanta fuerza que casi se
rompe. Para probarlo, empujo el botón de encendido una vez y lo pongo
en pausa un momento para estudiar el producto terminado. Cuando está
encendido, la versión azul tiene el mismo tono exacto de los ojos de Rochi.
—El estúpido azul me molesta.
Lo sacudo de mí dentro de la caja cercana a Percy-de-Embarque.
—Me niego a hacer más de ese color. ¿Estás de acuerdo con eso,
amigo? —le grito—. Estoy fuera de los azules.
Percy me lanza una mirada alarmada.
—No hay problema. Supongo que odio los rojos. ¿Tú has los rojos,
yo voy a hacer los azules? —Su voz suena cautelosa, como si me siguiera la
corriente.
—Trato —le digo, tratando de calmarme. Percy no es tan mal tipo.
Martes, en realidad él había sido del tipo divertido. El martes había
sido el día que me había convencido de dejar de estar enojado y estar de
acuerdo con que el plan de Rochi de ignorarme totalmente era el único plan
que tenía sentido. De hecho, me había hecho creerlo a mí mismo también.
Es su contrato. Son sus pesadillas . El martes me dije que simplemente
debería estar agradecido y marcharme. Sé que es un hecho, que después de
las entrevistas que habían tenido lugar, esto habrían sido sus prácticas, no
las mías. El martes, me dije a mí mismo que tuve la suerte de todavía
conseguir que me paguen.
—Estúpido martes —murmuro, lanzando otro LightStick—. Pero
hoy es un miércoles chupa-culos, ¿no es así? Percy-de-Embarque. Hoy es
miércoles, ¿no? —estoy gritando más fuerte ahora.
Percy me dispara otra mirada.
—Amigo. Tal vez deberías tomarte un descanso.
—¡Estoy harto! ¡Harto! ¿Qué hay de lo que yo quiero? —le grito otra
vez, apenas registrando lo que Percy acaba de decir. Arrojo otro
LightStick terminado en la caja como si fuera un misil, deseando que
explotara.
—Dalmau. Me estás volviendo loco. ¿Eres una especie de caso mental?
—Percy se aleja del área de trabajo.
—Lo siento. —Niego con la cabeza mientras recojo otro LightStick.
Decido sólo decirle mi trato. A Percy-de-Embarque le gusta cuando yo
quiero hablar—. Sé que estoy como loco, pero estoy enamorado de esta
chica. Gran amor. Y no tengo ni idea de qué hacer al respecto, por lo que
está molestando mi cordura.
Percy deja escapar un largo suspiro mientras camina de vuelta a su
mesa.
—Ah. Eso lo explica todo. Has estado describiéndomelo toda la
mañana. Amor, ¿eh? Pobre bastardo. ¿Le has dicho?
—No. Lo estoy pensando, sin embargo. Es por eso que estoy
nervioso. No tengo ni idea de cómo hacerlo.
—Sólo levántate hombre. Todos tenemos que poner nuestros
corazones en el fuego por las damas. No peligro-no citas.
—Ya estamos saliendo. Una especie de noviazgo. Sólo, creo que ella
rompió conmigo la semana pasada.
—Ah. ¿Fue el escenario de vamos-a-ser-amigos? Brutal. Como si
alguien quiere una amiga encima de una novia. Las chicas apestan con esa
línea.
—Ni siquiera califico con la opción amigo. Ella sólo acabó conmigo.
Sin ni siquiera intentarlo.
—Lo siento chico. Pero, por otro lado, si ella está en ese viaje,
entonces no hay más nada que perder. Juega la carta salvaje y haz un tonto
de ti mismo. Ve lo que sucede. No es como que ella pueda hacer doble noamiga
tuya.
—No es tan simple. Tengo tanta mierda que tengo que limpiar. Una
vez que ella conozca mi trato, existe la posibilidad de que ella nunca
pueda hablar conmigo otra vez.
—Santa mierda. ¿Te has acostado con su mejor amiga o prima o algo
así?
—¡Diablos, no! Nada de eso. —Me río.
Se encoge de hombros.
—Entonces, eres bueno. —Percy lanza su siguiente LightStick extra
fuerte a la caja a lo largo conmigo—. Mujeres. Ellas nos ensucian todo.
Giro uno de los LightStick.
—La chica me va a costar un montón de dinero.
—¿Dinero? ¿No cuestan todas ellas dinero?
—Voy a salir perdiendo cuatro mil dólares. Posiblemente tendré
que retrasar mi fecha de inicio en la universidad para hacer las cosas bien
también.
Percy deja escapar un silbido largo y bajo.
—¿Y si todavía te rechaza? ¿Es que vale la pena arriesgar tanto?
—Más. Mucho más.
—Amigo, eres patético. Y estás frito. Ya lo sabes, ¿verdad?
—Sí. Lo sé.


2 comentarios: