Capítulo 33
::Gaston::
--quiero besarte más
que nada.
Mi corazón está
latiendo al mismo tiempo
que las hojas
revolotean entre los arbustos a lo
largo del camino a la
entrada del jardín.
¿La chica realmente
acaba de decir que necesita darme un beso?
¿Pronto? ¡Ahora!
—Santo Dios. Guau.
¡Hermoso! —Rochi suspira. Entramos en la parte
principal del Jardín
de Hadas donde el camino se abre más. Esto nos lleva
a una gigantesca
fuente goteando a través de un estanque con iluminación
de fondo que está
llena de flores de cristal sopladas a mano en varios
colores, formas y
texturas. Una estatua de un metro de bronce de un hada
con alas de cristal
finas como el papel sostiene la corte en una pequeña
isla.
—Esto es increíble.
—Los ojos de Rochi están brillando—. ¡Mira el
suelo! Sus alas, todo
brillante. ¿Cómo hacen esto? —Ella suelta mi mano y
baila a través de los
adoquines, girando en todas las direcciones, con los
brazos extendidos.
Ella se ve como si en cada centímetro ella perteneciera
aquí, a este jardín
con todas las otras criaturas mágicas.
—Está incrustado con
mica y oro falso. Lo pregunté el año pasado.
Ella frunce el ceño y
se voltea a mí solemnemente. —¿Cuántas
chicas has traído aquí
con el único propósito de besarlas?
—No he venido aquí
contigo con el único propósito de besarte —la
evadí, preguntándome
si ella puede escuchar mi corazón.
Ella arruga su nariz,
arquea una ceja y se encuentra completamente
con mi mirada en su
lindo desafío de deslumbrar. —Bueno, eso es por lo
que te he traído aquí.
Me río. —Que me
pellizquen si esto es un sueño, solo todavía no. Si
van a haber besos, yo
quiero despertar después de que haya terminado.
Sus mejillas se
vuelven color rosa mientras camina en torno al otro
lado de la fuente y de
regreso. —¿Dónde… dónde… normalmente hacemos
esto? ¿Hay un mejor
lugar para besarse en este lugar? Esta es mi primera
vez, así que realmente
quiero que sea perfecto.
Mi corazón se acelera
aún más rápido. —Honestamente. ¿Tú nunca?
—¿Es eso un problema?
—Ella mira hacia otro lado como si
estuviera avergonzada.
—No. Pero esto añade
presión sobre mí. —Sacudo la cabeza y bajo
la voz—. ¿Qué pasa si
me lo lío? Esto me está dando un enorme ataque de
ansiedad.
—Yo soy la idiota que
tiene diecisiete años con cero besos. Yo soy la
que está preguntando
si voy a ser capaz de manejar esto… o… o… si voy a
estar incluso a la
altura de todas las millones y millones de otras chicas
que has besado en este
mismo lugar. No estás autorizado a tener un
ataque de ansiedad.
¡Eres el mejor besador en nuestra escuela entera! Todo
el mundo lo sabe.
—¿Qué? —Estoy
completamente tirado por la sorpresa—. ¿Dónde
en el mundo sacaste
esa retorcida información? —Me río.
Se encoge de hombros.
—Chismes sobre tus hazañas, por no hablar
de que tus habilidades
en besos son un tema constante en los pasillos. ¡Y
en el vestuario! Ahora
anímate y sacúdeme sobre mis pies antes de que
esté totalmente
nerviosa.
Para distraerme de lo
grandes y luminosos que parecen sus ojos
ahora mismo, la tomo
de la mano para tirar de ella hasta el otro lado del
jardín.
—¿Sauce llorón, o al
otro lado?
—Me encantan los
sauces llorones. —Su voz es casi un chillido
cuando nos agachamos
debajo de las ramas largas y puedo sentir su mano
temblorosa en la mía.
Por suerte, la otra
pareja que había estado ocupando el nicho de
sauce llorón lo deja
cuando nos acercamos. La llevo a un banco de madera
tallado hecho de hojas
y ramas entrelazadas.
—Um. Así que. Este es
un banco muy bonito. Sí. Muy cool. Hecho a
mano, apuesto. —Sus
ojos revolotean en cada dirección que no me incluye
a mí. Saca su mano de
la mía y cruza los brazos sobre el pecho. Luego los
descruza. Entonces las
cruza de nuevo.
Trato de no darme
cuenta, o reír.
Sus siguientes
palabras salen susurradas de prisa. —Creo que
debería decirte que
hay una gran posibilidad de que podría actuar toda
extraña o enloquecer.
Puede ocurrir después de besarnos o incluso
durante el acto. ¿De
acuerdo? Por lo tanto, sólo quiero que lo sepas. Acerca
de mí. ¿De acuerdo?
—Lo sé —digo, exhalo
un suspiro de alivio porque finalmente había
dicho esas palabras
para ella. Se siente tan bien que las digo de nuevo—.
Rochi. Lo sé.
—¿Sabes? ¿Qué sabes?
¿Estoy actuando demasiado nerviosa? Dios.
Qué vergüenza. ¿Por
qué nunca te pones nervioso?
Llego hacia adelante y
agarro ambas manos. Su mirada se fija en mis
labios. Sus ojos son
relucientes como si ella estuviera conteniendo
las lágrimas y
reflejan las pequeñas luces del techo. Bajo mi voz, temeroso
de que ella huya de
mí. —Lo sé todo. Vamos a hablar. Estoy nervioso
también. Mucho.
—No quiero hablar.
Simplemente, bésame. Dame un beso, ahora
mismo. Entonces
podemos hablar. Por favor. No puedo concentrarme. Mi
estómago está haciendo
estas horribles volteretas, tirones y... tus ojos son
tan verdes que no
puedo enfocarme...
Antes de que pueda
moverme un milímetro, Rochi se mueve y pone
sus labios contra los
míos. Registro la suavidad, el calor y los sonidos de
nuestros latidos
entrelazados. Suavemente, llego a su espalda.
Suelto sus manos para
que la pueda tirar más cerca. Sus brazos
rodean mi cuello y
ella ha enrollado sus manos en la parte de atrás de mi
cabello. La sensación
del suave temblor de sus labios envía un rayo por mi
espina dorsal.
Y me dispara, vuelo y
muero de felicidad todo en el mismo segundo.
Tiro hacia atrás y
miro hacia abajo a sus somnolientos, ojos medio
cerrados.
—¿Qué tal estuvo? —Mi
voz saliendo ronca.
—Guau —susurra—.
¿Podemos intentarlo una vez más?
Perdido en la confianza
que veo en su expresión, llevo mis manos a
sus mejillas y las
dibujo de nuevo. Ella aprieta sus labios profundamente, y
me arriesgo a correr
mi lengua por sus labios y boca.
Ella jadea con el
contacto, y aprovecho la oportunidad para
profundizar el beso y
mover mis dedos en sus rubios rizos. Ella se funde
en mí, no ofrece
resistencia, confiando. Ella me besa de nuevo como si
supiera exactamente
qué hacer. La parte de atrás de mi mente registra mi
olor favorito: el sol,
más canela, y la idea de que ella sabe tan bien como
huele. Medio segundo
más tarde ella tímidamente pasa su lengua por mi
labio inferior.
Este movimiento me
sacude y desaparezco en la sensación.
El tiempo se detiene y
nos besamos y besamos y besamos, hasta que
siento las lágrimas en
sus mejillas.
¡Ella está llorando!
Mierda.
Sorprendido, me alejo.
Trato de descifrar su expresión mientras
trabajo para recuperar
un fragmento de mis sentidos, por no hablar de una
cierta apariencia de
control sobre mi cuerpo.
—Lo siento —le
susurro, horrorizado de que pude haberla
lastimado o asustado
de alguna manera. Trato de darle espacio, pero los
brazos de Rochi se
sujetan a mí alrededor como un vicio. Su cara llena de
lágrimas está
rompiendo mi corazón.
—¿Estás bien? Lo
siento mucho. Yo no
podía detenerme. Por
favor, deja de llorar.
Su respiración es tan
desigual como la mía. —No. Estoy feliz. Ahora
sé que te amo, ¡lo
hago! Me has hecho sentir como si yo no le tuviera
miedo a nada. ¡No es
nada! —Me sonríe—. Todo es por tu culpa y ese
beso. ¡OH POR DIOS! Besos.
Besarte... es increíble.
Ella deja escapar un
largo suspiro de aire. Lucho contra la sensación
de que me estoy
rompiendo también. ¿Realmente ha dicho que me ama?
¿Finalmente he
resquebrajado a través de su máscara para siempre? Pongo
sus piernas hacia
arriba sobre las mías, así que estamos más cerca y limpio
algunas de sus
lágrimas.
—Te equivocas el
crédito no es para mí. Eres la persona más valiente
que he conocido. No
hay nada que temer nunca más. No entre nosotros.
Déjame decirte lo que
he querido decir los últimos días. Esto no va a ser
fácil de decir, pero
tienes que saber algunas cosas acerca de mí. Acerca de
nosotros.
—Está bien, pero
primero, bésame, otra vez —manda. Sus ojos están
llenos de broma
pícara.
—No. Tendrás que
esperar. Rochi, estoy tratando de ser serio.
—No. Vas a tener que
esperar —suplica, apretando sus brazos
alrededor de mi cuello
y arrastrándome más cerca.
—Vamos, ¿una más?
—Cierra los ojos y realmente frunce su ceño al
estilo de una película
antigua.
Gimo. —Me estás
matando. Deja de distraerme y escucha. Me
prometiste esto.
—Bien. —Ella parpadea
en mi cara, frunciendo el ceño.
Desengancho mis brazos
alrededor de su cintura desde atrás y
observo lo más lejos
esos labios como pueda. Lo cual es difícil porque no
parece querer desprenderse
de mí. Tomo una respiración larga, buscando
valor. —¿Cómo puedo
empezar? Tengo mucho que decir.
—Eres tan lindo cuando
estás nervioso. Me encanta cuando me
dejas leer tus
expresiones. —Me mira a la cara—. ¿Qué? Santo. De verdad
te estás volviendo nervioso
ahora mismo. ¿Qué tan malo puede ser?
—Eso tú lo decides.
Supongo que necesito empezar, cuando te
conocí. ¿Te acuerdas
de conocerme, en primer año?
Ella niega con la
cabeza. —Creo que me acordaría de conocerte,
reparando en esos ojos
de todos modos. O tu voz. Por lo menos.
—Nos conocimos. De
hecho, me presente formalmente a ti una vez.
Como un idiota
completo. Fue algo así como: Eh... hola... eres... uh... uh....
Rochi Igarzabal,
¿verdad? ¿Duh... duh... soy el más grande perdedor en el
mundo? Algo así de
todos modos. —Sonrío—. Mi voz no había cambiado
todavía. Me temo que
todavía sonaba como un coro soprano ese año.
Mi pecho golpea con
miedo, viendo su rostro alguna señal de
reconocimiento.
Frunce el ceño. —No
hay manera. Eso nunca sucedió.
—Oh sucedió. Tú me
destruiste. Respondiste con un ―Sí, encantada
de conocerte‖ y nunca
miraste hacia atrás. Tuve un flechazo doloroso por
ti en ese entonces.
Uno que realmente nunca he superado. Obviamente.
Rochi inclina la
cabeza, con el rostro todavía cubierto con
incredulidad. —Si eso
es cierto, entonces, ¿por qué nunca te vi en la
escuela? ¿No pareces
el tipo que abandona después de sólo una ignorada
(o intento)? ¿O yo era
eso? ¿Por qué no intentarlo de nuevo? Ni siquiera te
vi en los pasillos.
¿Sabía si tenemos una clase juntos?
—No. No tenemos
clases. Yo quería tratar de acercarme de nuevo,
pero... yo... yo...
¡Mierda! Esto es tan difícil.
—¡Qué! ¿Qué es?
Puse mis brazos
alrededor de su cintura. Mi corazón late tan mal
que apenas puedo
hablar, pero sé que no puedo huir. —Déjame empezar
de nuevo... olvídate
de cuando nos conocimos. Permíteme comenzar ahora
con este verano. El
periodo de prácticas. El contrato de novio y por eso
accedí a hacerlo.
—Retiro el cabello de mis ojos.
—¿Estás bien? —Ella me
lanza una mirada que dice que piensa que
estoy loco, lo cual
está bien porque en realidad me siento así, en este
momento. Loco de amor
y loco por miedo de perder a esta chica.
Empiezo de nuevo,
esperando que ella pueda sentir que le estoy
dando mi corazón y
cada centímetro de mi honestidad. —Nunca pensé
que iba a llegar a
tener este momento contigo. Menos besarte. Por último.
¿Sabes cuántas veces
he querido besarte, durante todo el verano?
—Bueno, eso va para
nosotros dos, entonces.
Ella se sonroja y
aparta la mirada mientras continúo: —Así que tú
puedes ver cómo esto
me está abrumando. Esta noche, con admitir que me
amas, estoy a punto de
morir de felicidad. No quiero perderte al azar,
todavía no. Te quiero
tanto. Y tengo miedo. Si te digo esto mal, entonces
hay una posibilidad de
que tú nunca podrás incluso…
Una tos fuerte y falsa
delatora de Peter, sobrecargada. —
EJEM. —explota como
una bomba en el otro lado de las ramas de sauce.
—Dalmau. Tienes que
parar allí. No puedo tener a Lali
escuchando toda esta
charla romántica sobre tus sentimientos de mierda.
Estás seriamente
convertido en un monstruo. Así que, sí. Para Tú
Información. Estamos
de pie aquí y apuesto a que no quiere escuchar esto
de todos modos. Así
que... esta es tu oficial de solo… cállate… la… maldita…
boca, hemos arruinado
tu momento de intervención.
Peter viene a través
del nicho con una sonriente Lali en
remolque.
—Aww, mírense los dos
—dice Lali, sonriéndome—. Perdón
por la interrupción.
—Tu tiempo apesta —le
digo, odiando a los dos en ese momento.
—Hemos estado
buscándolos por todas partes. —Lali está
sonriendo de oreja a
oreja y envía un silencio con algún tipo de código de
chicas súper, secreto
a Rochi. Rochi desenrolla sus brazos de mi cuello y tira
sus piernas de encima.
Ella está sonriendo y asintiendo con la cabeza,
expresando un lenguaje
secreto de vuelta a Lali. Si no estuviera
enredado hasta dentro
en mi cabeza y volteara ahora mismo, juraría que
Rochi le había dado
realmente a Lali, ¡el pulgar hacia arriba!
—Chicos. Sólo necesito
unos minutos para hablar con Rochi.
¿Podemos encontrarnos
en el coche? Por favor —dije, usando mi propio
súper secreto y
silencioso idioma a Lali. Mi boca: Piérdete.
Lali se encoge de
hombros, con una expresión de disculpa. —
No podemos hacerlo.
Hay una posible emergencia con la abuela. Lo siento.
Es serio.
—¿Abuela? ¿Qué tiene
de malo? —Me lanzo a mis pies.
—Ella llamó por
teléfono a Peter. Ella seguía diciendo que te
encuentre y que
necesitas regresar a casa de inmediato. Si ella no hubiera
sonado tan asustada
los dejaría a los dos más tiempo en el Jardín del
Amor. Pero Gaston, me
habrías matado si no te hubiera encontrado.
—Sí. Tienes razón. —Lali
me conoce tan bien—. Gracias —le
digo mientras saco mi
teléfono. El monitor esta negro—. Estúpida batería.
¿Y si ella ha tenido
una recaída? Debería haberme quedado en casa con
ella.
—Gaston, el doctor
dijo que estaría bien. Y la abuela sonaba bien. Sólo
una especie de pánico
—añade Lali.
—Espero que sí. —Me
dirijo a Rochi—. Podemos tratar de hablar en
el auto, pero... no sé
si lo que tengo que decir hay que decirlo delante de
estos dos. Es privado.
¿Puedes esperar?
Rochi se relaja en mi
hombro. —¿Puedo esperar la parte de hablar,
pero podríamos
intentar lo de besar una vez más antes de irnos? —
Sonríe—. Ustedes prometen
no mirar, ¿no?
—Oh. No. Ustedes.
Háganlo. No. Solo. Digo. Eso —Peter gime—.
Me niego a presenciar
su cursi mierda pública con mi mejor amigo. —Él
sonríe, antes de
continuar—. Pero si Rochi quiere besar a Lali delante
de mí eso sí que es
diferente.
Lali le pega en el
brazo. —Eres un fenómeno. Yo no beso chicas,
nunca. Nuestra vida NO
es como lo que ves en la televisión. SUPERA ese
programa estúpido que
viste, o múdate a Nueva York y ve si puedes
encontrar a las chicas
besándose frente de ti. Y buena suerte con eso. Haz
algo, Gaston. Está tan
fuera de lugar.
Me paro y le doy a Peter
un puñetazo en el otro brazo tan fuerte
como puedo. Peter se
estremece. —Matones. Destructores de sueños.
Ignoro su mirada y
pongo mi brazo alrededor de los hombros de Rochi
cuando se pone de pie
y me dispara una sonrisa. Sus mejillas son de color
rosa brillante y sus
ojos me dicen que está recordando el beso. La tiro más
cerca.
—¿He mencionado a
ustedes dos cuán enamorado estoy de esta
chica? —digo.
—Lo sabemos, idiota. —Lali
ríe—. Ahora vámonos.
—¿Qué has hecho con mi
mejor amigo, Rochi Igarzabal? ¿Y cuándo
puedo tenerlo de
vuelta? —Peter rueda los ojos.
—Nunca —dijo Rochi—.
Ahora es mío.
Me encanta el sonido
de eso. Pero sin terminar nuestra
conversación, sólo
puedo esperar que signifique para ella.

vhufivhfiv poor favor, cuanta ternuraa junta!!! amor por este capitulo, quiero mas mas mucho mas!!!!
ResponderEliminar