viernes, 18 de octubre de 2013

Jugemos a Ser Novios... capitulo 9


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¿Lista?

Las manos de Rocio estaban heladas e incluso todo su cuerpo la acompañaba en una danza
de huesos sacudiéndose por el frio, a pesar de que no estuviera haciendo nada de frio, en realidad
el clima era bastante agradable, la temperatura ideal para la mayoría de las personas normales.
Llevó sus manos, juntas unidas por las palmas, hacia frente de sus labios y dejó caer un
poco de su aliento para poder calentarlas aunque fuera un poco.
Eso no era frio, eso eran nervios, nervios de que al fin era domingo en la noche y los padres
de Gastón estaban en alguna parte de ese lujoso salón, en esa lujosa casa, en lujosas ropas luciendo
lujosamente ricos.
Rocio había tenido la oportunidad de ver el decorado del salón cuando llegó, esa misma
tarde, a la casa de los padres de Gastón y simplemente eso la había dejado sin habla y con los
nervios de punta. Suspiró y nuevamente se observó en el espejo aunque no tenía nada más que
arreglar en su apariencia, ella estaba perfecta, solo necesitaba tener más confianza.
Pero... ¿Por qué estaba tan nerviosa? No era necesario impresionar a los padres de Gastón,
solo debía ser normal, justo ella misma... pero ella misma no llevaría un vestido tan elegante y
caro así que técnicamente no era ella misma como para poder actuar normal así que...
Gruñó desesperada mientras apretaba sus manos en puños, eso se ganaba por meterse en
ese tipo de problemas, bueno Gastón no era un problema...

—Me volveré loca —le gruñó a su reflejo y nuevamente estudio su reflejo.

En el espejo se reflejaba una joven aparentemente linda con un vestido verde y hermoso, su
cabello había sido ondulado ligeramente y recogido en un extraño peinado que había dejado su
cabello de lado, llevaba unas joyas plateadas hermosas y costosas haciéndola sentir más que
linda, casi hermosa.
La puerta se abrió lentamente dejando ver a Gastón, vestido con un elegante traje negro
haciéndolo lucir aun más apuesto, si es que era posible.
Sus miradas se conectaron y ambos se sonrieron.

—Te ves increíble —dijo Rocio mientras Gastón se acercaba a ella—. ¿Hay algún tipo de
ropa que no te luzca bien?

—Ese vestido que llevas puesto —le sonrió Gastón—. Te ves hermosa.

—Gracias.
El muchacho se acercó a ella y le extendió la mano, Rocio observó su mano y suspiró
profundo para tomar el suficiente valor para salir ahí afuera y le tomó la mano.

—¿Tus padres están ahí? —una parte de ella deseaba no tener que presentarse a sus padres
pero otra parte de ella repentinamente quería verlos.

—Sí, están saludando a los invitados más impuntuales —intentó hacerla sonreír haciendo
una mueca extraña y lo logró—. ¿Lista?

—Creo que me voy a caer —dijo Rocio sin moverse del lugar en donde se encontraba de
pie.

—No dejaré que te caigas.
Ella suspiró nuevamente y asintió sin decir ninguna palabra más, sentía que si lo hacía
probablemente saldría corriendo hacia la ventana y...

—Vamos —dijo Gastón haciéndola caminar.

Ambos caminaron con sus manos entrelazadas a través de la habitación, a través del pasillo
hasta llegar a las escaleras. ¿Por qué diablos tenían que poner escaleras?, pensó Rocio al ver las
empinadas escaleras frente a ella.

—Espera aquí un momento —le dijo el chico y desapareció por un costado.

Todos abajo en el salón de baile lucían tan bien, tan cómodos con todas esas ropas caras y
lujosas joyas, también la mayoría eran adultos y unos cuantos adolescentes pero ningún niño a la
vista, Rocio pensó que fue buena idea el hecho de que sus padres no quisieran ir y llevar a todos
sus hermanos, en un lugar como ese seguro desentonarían. Pero aun así seguramente serian
mucho más felices que esas personas sonrientes.

—Rocio —la voz de Gastón le hizo apartar la vista de la multitud de personas y voltear hacia
donde su voz provenía. Al voltear ella vio que el muchacho ya no se encontraba solo, había dos
personas con él. Una mujer y un hombre de unos cuarenta y tantos años y Gastón era idéntico a
ellos.

Las manos de Rocio empezaron a sentirse heladas nuevamente y la idea de dar media
vuelta y salir corriendo del lugar como una cenicienta a la media noche le pareció
verdaderamente atractiva aunque ella nunca había sido fanática de aquella princesa.
La mujer que estaba a unos metros de ella era simplemente hermosa, su cabello largo y
rubio se veía tan suave y sedoso que era de admirarse, sus ojos eran tan oscuros que parecían
negros, el cuerpo -cubierto por la tela de vestido- de la mujer era increíble que no parecía haber
tenido un hijo nunca, sus labios parecían tener el grosor indicado para verse más que atractivos y
en conclusión era una belleza de mujer a pesar de su edad.
El hombre era casi idéntico a Gastón, alto, apuesto, de cabello rubio como el de su hijo, de
ojos verdes y piel bronceada y estaba segura que un cuerpo esculpido de escondía detrás de ese
elegante traje negro que llevaba puesto.
Gastón se detuvo al lado de Rocio que inconscientemente había empezado a caminar hacia la
pareja de atractivas personas, estaban lo suficientemente cerca.

—Mamá, papá —dijo Gastón sonriendo orgullosamente, justo como sus padres querían que él
estuviera cuando les presentara a su novia—. Ella es mi novia, Rocio.

El rostro de los padres del muchacho permaneció neutro más del tiempo que el modelo
había planeado y junto con Rocio empezó a sentirse nervioso.
Finalmente habló su mamá.

—Que alegría —dijo la mujer al mismo tiempo en que una enorme y sincera sonrisa tiraba
de sus labios—. Mucho gusto querida Rocio. Soy Alejandra.

Rocio asintió rápidamente y luego cuando vio la mano de Alejandra extendida hacia ella,
la chica rápidamente la estrechó y las palabras salieron tímidamente de su boca.

—El gusto es mío.

—Mucho gusto, Rocio. Soy Marcos —dijo el hombre y ella rápidamente le saludo de
mano—. Es un gusto poder conocerte al fin.

—Muc... muchas gracias, es un gran placer conocerlos a ambos. Estoy muy feliz —dijo
Rocio sintiéndose como una tonta poder haber balbuceado.

—Hijo, tu novia es una ternura de chica. Es una pena que no te hayamos conocido antes de
salir de viaje. Gastón hablaba mucho de ti —por alguna razón ella se sintió más tranquila al
escuchar el tono de voz de la mamá de Gastón—, sinceramente me sorprendió cuando dijo que su
novia era una chica de su colegio.

—A mí también me sorprendió cuando me lo pidió —soltó Rocio antes de darse cuenta de
sus palabras.

—Pero es una alegría que hayas aceptado, por un momento creí que a Gastón había
cambiado sus preferencias...

—Mamá —alargó Gastón interrumpiendo a Alejandra.

—Solo digo lo que pensamos...

—Cariño —habló Marcos atrayendo la atención de los tres—. Tenemos que bajar para
recibir oficialmente a los invitados.

—Es verdad —dijo Alejandra como si acabara de recordarlo—. Fue un gusto querida y
esperamos verte más seguido.

—Claro que sí —contestó Rocio animada y aliviada de escuchar esas palabras, si le
dijeron eso significaba que le había agradado a los padres de Gastón ¿no?

Los padres del muchacho se marcharon después de estrechar sus manos nuevamente con la
rubia.
Una vez que desaparecieron por las escaleras Gastón y Rocio dejaron salir aire de golpe al
mismo tiempo, lo habían logrado.
Gastón sonrió, Rocio lo había logrado, sus padres la habían aceptado, ni siquiera con
aquellas chicas que había salido anteriormente había sido tan fácil como lo fue con ella y es que
solamente había que ver a la chica que tenía a su lado para darse cuenta de que era una chica
excepcional, una chica que estaba dispuesta a ayudar en una grande mentira y meterse
completamente en el papel, porque en realidad ella había parecido nerviosa y no tenía por qué
estarlo ¿verdad?

—Rocio —la llamó Gastón y ella volteó a verlo—. Muchas gracias. Mis padres te han
aceptado.

La rodeó con un brazo para poder acercarla a él y unió sus frentes, ambos cerraron sus ojos
aliviados, dejando que sus alientos se mezclaran y también calmando los temblores que aun
permanecían en sus manos.

—¿Lista para bajar? —le preguntó el muchacho sin moverse de la posición en la que se
encontraban.

—No, no lo estoy.

—Toma mi mano fuertemente y si sientes que te vas a caer le das un apretón y nos
detendremos —Rocio abrió sus ojos y se dio cuenta que él ya la había estado observando desde
antes—. ¿Te parece? —acarició, con una sus manos libres, la mejilla de ella mientras asentía—.
Perfecto.

Después de un par de minutos de esperar a que los padres de Gastón hablaran llegó el
momento de anunciar a todos los presentes la relación amorosa de su único hijo.
Anunciaron a Gastón y a su compañera de colegio que ahora era su novia Rocio.
Cuando apenas se habían acercado a la escalera del salón los flashes ya se habían vuelto un
dolor para los ojos de la chica. Ignorando los flashes y las luces blancas en los ojos de Rocio,
ambos bajaron por la enorme escalera que parecía no tener fin y se detuvieron a un lado de los
padres del muchacho.
Las personas aplaudieron sin apartar la vista de la pareja joven, algunos sonreían y otros
solo aplaudían como si eso no fuera de importancia, a Rocio le recordó su colegio al recibir esas
miradas.

***

—Aquí tienes —una copa de vino apareció frente a Rocio y detrás de la copa estaba Gastón
con una amplia sonrisa. La cara que Rocio hizo en ese momento fue un tanto graciosa que hizo
sonreír al muchacho—. Sé que no te gusta pero en el brindis tendrás que tomar aunque sea un
poco, además que este vino es un poco más dulce, lo pedí especialmente para ti.

Ambos estaban de pie en uno de los grandes ventanales, en donde podían tener un poco de
privacidad de las cámaras y algunos de los jóvenes en la fiesta.
Las manos temblorosas de la chica tomaron la copa de cristal con ambas manos como si
sintiera que se le caería si no la sujetaba de esa forma y sería una verdadera tragedia que le
cayera al hermoso vestido que llevaba puesto.

—Gracias —llevó la copa a sus labios y le dio un pequeño sorbo a la copa. Dejó que el
sabor se regara por toda su boca y luego tragó el líquido, ese sin duda sabía mucho mejor que el
que había probado un par de días antes en casa de Gastón. Le dio otro sorbo y le agradó, después le
dio un trago un poco más grande y cuando el líquido pasó por su garganta sonrió en dirección a
Gastón—. Tienes razón, este sabe mucho mejor.

—Me alegra, yo empecé con ese vino cuando mis padres pensaron que ya tenía edad para
los brindis —se encogió de hombros y le dio un trago a su copa de vino que parecía ser un poco
más oscuro que el de ella.

—¿Por qué tienen que brindar? —preguntó curiosa y mientras esperaba que Gastón le
contestara volvió a tomar otro trago de vino.

—Es una tradición de la familia, siempre en cada fiesta el hombre mayor de la familia
ofrece un brindis con un vino especial que es cosechado en los viñedos de la familia, ese mismo
que estás tomando —finalizó.

—Que interesante. ¿Has ido a los viñedos?

—Sí, hace un par de años fui pero no me pasé por el campo, solo estuve cuidando a mis
primos...

—No te creo, el gran Gastón, el súper modelo juvenil de moda cuidando a sus primos —
Rocio lanzó una risa divertida observando a Gastón que empezaba a sonreír—. Es algo que debo
ver personalmente.

El muchacho sonrió y le pidió la copa de cristal a Rocio, la cual ya estaba vacía, para
colocarla en la charola plateada de unos de los hombres que iba pasando cerca de ellos.

—En las vacaciones de semana santa iré nuevamente hacia allá, tal vez si hablamos con tus
padres puedas ir conmigo para ver como cuido a mis primos, no es por presumir pero creo que
sería un buen padre —la rubia rió y Gastón siguió—. Incluso podría ir tu familia, mi casa es muy
grande...

—¿Estás hablando en serio?

—Claro que sí. Veo en tu rostro que quieres ir a un viñedo —Rocio rodó los ojos aunque
no borró la sonrisa que adornaba su rostro—. Además que aun no me has dicho que es lo que vas
a querer.

Rocio frunció el ceño sin saber a qué se refería Gastón pero luego recordó aquel día de la
propuesta y cuando dijo que debía darle algo a cambio de fingir ser su novia. Por un momento lo
había olvidado.

—Cierto, eso...
El rostro de Rocio se volvió serio y apartó su mirada de Gastón.

—¿Sucede algo? —preguntó el muchacho acercándose un poco más a ella.

—No, es solo que lo había olvidado... yo...
Ella suspiró y Gastón esperó a que continuara pero no lo hizo.

—Dime qué pasa.
Rocio sonrió y él se tranquilizó al ver que su sonrisa era verdadera nuevamente.

—Me he estado divirtiendo estos días que ni siquiera he pensado en lo que quiero —se
encogió de hombros.

Gastón suspiró aliviado y rodeó a la chica con su brazo para acercarla más a él.

—Yo también me he divertido. Pero te digo en serio —con su mano libre sujetó el rostro de
ella para permitirse ver mejor su rostro—. Si hay algo que quieras, cualquier cosa, te prometo
que la conseguiré.

—¿Cualquier cosa?

—Sí.


—Interesante —dijo sonriendo.

4 comentarios:

  1. Rochi super nerviosa estaba. pobrecita jeje

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  2. Apa cualquier cosa dijo...son buena onda los papás de gastu :-)

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  3. cuantos caps son va a ser larga la nove

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    1. No te podría decir exacto todos los capitulos pero no es muy larga la nove, pero no se preocupen que haré como su 2° temporada

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