capitulo
Una simple y honesta respuesta se sintió como un puño en mi
estomago.
—Yo sé que me odias. No te culpo. Pero Gaston, Gaston te necesita,
por favor no lo
odies a él también.
Al final levanté los ojos para encontrar su mirada, tenía el ceño
fruncido y
lentamente sacudió la cabeza.
—No te odio, Rochi y no odio a Gaston, me gustaría que volviera,
cuando me fui del
bar el Sábado no me di cuenta de que saldría corriendo. Debí
haberlo hecho, pero
estabas tú y yo sabía que él no querría abandonarte.
—Te quiere, te hizo daño y no puede enfrentarse a eso.
Una sonrisa triste asomó en la comisura de sus labios.
—No, Rochi, él no se fue por eso.
Pablo miró de nuevo al ahora vacío pasillo. Ya era tarde para ir a
clase, pero no
me importaba, de todos modos pensaba irme a casa.
—Vamos, hay algo que tengo que contarte —dijo Pablo dirigiendo su
atención
hacia mí.
Lo seguí afuera, hacia su camioneta. Era raro subir sin tenerlo
abriéndome la
puerta y levantándome hacia el asiento, pero de alguna manera era
lo correcto, así
debía haber sido desde hace algún tiempo.
Salimos del estacionamiento y fuimos hacia el sur, al parecer
teníamos que salir de
la ciudad para tener esta conversación.
—El domingo me fui detrás de Gaston. Sabía que lo encontraría
jugando al billar en
el bar, es dónde siempre va a relajarse. Cuando llegué nos dijimos
algunas cosas y
nos dimos algunos golpes. —Pablo me miro y sonrió—. Me gustaría
decir que
Gaston salió peor parado, pero los dos sabemos que estaría
mintiendo. Tal vez tengo
un buen brazo para lanzar si hablamos de fútbol, pero si hablamos
de dar golpes,
me gana por goleada. De hecho, podría haberme hecho daño. Se pasó
la mayoría
del tiempo bloqueando mis golpes. —Pablo se detuvo y suspiró
frustrado.
No los había visto pelearse desde que tenían diez años y Pablo
había acusado a
Gaston de ser problemático, diciendo que me estaba arrastrando con
él. Gaston había
estado soltando golpes esa tarde y Pablo terminó perdiendo un
diente, que por
suerte, era de leche y aún tendría que salir el definitivo.
—Mi tía Silvia estaba ahí, sólo estábamos los tres, trató de
detener la pelea pero
no la estábamos escuchando. O más bien, debería decir que yo no la
estaba
escuchando. Quería ver sangrar a Gaston. Los dos lo negaron pero
yo sabía que él te
había besado. ¡Joder! Es Gaston, ya sabía que probablemente habían
hecho más que
eso, odiaba saber que finalmente te había perdido ante él, era
algo que siempre
temía, incluso cuando no se decían gran cosa, él te miraba y
cuando tú creías que
nadie te estaba mirando, lo mirabas a él. No soy un completo
idiota.
—Nunca creí que lo fueras, Pablo. Mentí con lo de Gaston por que
esperaba salvar
tu relación con él, realmente intenté alejarme de ustedes.
Pablo se rio pero la sonrisa no llegó a sus ojos.
—¿De verdad piensas que Gaston iba a dejar que te alejaras? No en
esta vida.
—Él te quiere —respondí.
—Lo sé. La cuestión es, que a ti te quiere más.
Comencé a sacudir mi cabeza.
—Rochi, Gaston no me hubiera traicionado si no hubiera perdido la
cabeza
enamorándose de ti, no intentes negarlo.
—Cierto. —Estuve de acuerdo, quizá tenía razón, quería que la
tuviera—.
¿Entonces me trajiste aquí para decirme qué, Pablo?
Pablo se movió hasta el borde de un estacionamiento vacío y apagó
el motor,
esperé pacientemente mientras ponía en orden sus ideas. Una bolsa
de plástico
vacía bailaba en el viento atravesando el estacionamiento y la
miré, pensando que
sabía perfectamente cómo se sentía, estaba en un camino que no
podía controlar,
como yo.
—Rochi, Gaston no es mi primo, él es mi… es mi hermano.
Me quede ahí, sentada, dejando que sus palabras se hundieran. ¿Lo
decía en
sentido metafórico? Es decir, yo ya sabía que Gaston era como su
hermano.
—No lo entiendo —logré decir finalmente.
—Todavía estoy tratando de entenderlo yo mismo, si soy honesto. —Pablo
se
giró en el asiento con su cuerpo hacia mí—. Cuando estábamos
discutiendo el
domingo y diciendo cosas que en realidad no queríamos decir o de
las que al
menos nos retractaríamos después, Silvia nos informó que mi padre
no era sólo
mi padre, sino también el de Gaston.
—¿Qué?
—Silvia fue novia de mi padre en el instituto. Entonces mi padre
se fue a la
universidad y conoció a mi madre en su primer año en Derecho. Era
la hija de uno
de sus profesores, se enamoraron y se casaron. Ya graduado y
obtenido la
abogacía, volvió para abrir un bufete. Silvia seguía aquí, al
parecer,
armando caos y rompiendo corazones. Ella y mi tío solían
enrollarse, así que
cuando se quedó embarazada de Gaston y se casó todos creyeron que
era
de él. Mi madre se quedó embarazada de mí el mismo año. Ella no
tenia ni idea de
lo de Gaston y no lo supo hasta que puse a papá enfrente de ella
el domingo por la
tarde. Mi padre y Silvia se liaron una noche en el bar, después de
que mi madre y
él se hubieran peleado por que había gastado mucho dinero en
muebles.
Estuvieron tomando algunos chupitos de tequila y mi padre dice que
todo lo que
recuerda es haberse despertado en la cama de Silvia. Seis semanas
después ella
tocó a la puerta diciendo que estaba embarazada. Él no le creyó o
al menos no
creyó que fuera suyo, así que, mi tío se casó con ella. Le creyó.
Cuando nació
Gaston, mi tío amenazó a papá con ir a contar lo de su noche con Silvia
a mamá sino
se hacía la prueba de paternidad, la hizo y Gaston sí era suyo. Mi
tío dijo que lo
criaría como suyo. Estaba enamorado de mi tía. Lo había estado
desde el instituto.
Y a partir de ahí ya conoces el resto, se murió y Silvia ha sido
la peor madre en la
Tierra y Gaston tuvo que valerse por sí mismo.
Me quede ahí mirando la ventana, incapaz de mirar a Pablo. ¿Cómo
su padre
podía haber hecho algo así? Él sabía lo mucho que había sufrido Gaston.
Descansé la
cabeza contra el cristal y cerré los ojos. Las lágrimas comenzaron
a descender por
mis mejillas. No era de sorprender que Gaston dejara la ciudad, ya
era lo bastante
desagradable no sentirse querido por su madre, como para ahora
también sentirlo
por su padre. Dalmau sólo había sido su tío. Los únicos recuerdos
de una
vida estable que tenía Gaston eran con el.
—Gaston no te abandonó, Rochi. Sólo necesitaba tiempo para
entenderlo.
—¿Dónde está? —pregunté mientras un sollozo arrancaba desde mi pecho.
—Ojalá lo supiera.
Pablo no dijo nada más. La camioneta se movió y volvimos a la
ciudad en
silencio. Sabía que debía decir algo pero no tenía palabras, no
para esto.
Pablo se detuvo junto a mi Jetta y finalmente lo miré.
—Lo siento, sé que también ha sido difícil para ti. Ahora entiendo
porque no
quisiste decir nada en toda la semana, sobre lo que me estaba
pasando, tienes
problemas más grandes para arreglar que un pequeño acoso escolar.
—Alcancé su
mano y la apreté—. Gracias Pablo. Por contármelo. Por ser un
amigo. Por todo.
Una sonrisa se asomó por la esquina de su boca.
—No es excusa para haberte tratado como lo he hecho esta semana,
pero gracias
por intentar dejarme fuera de esto.
—Ahora lo entiendo, es suficiente.
El asintió, solté su mano y salté fuera de la camioneta, este
había sido nuestro final.
El dolor en mi pecho por el sufrimiento de Gaston atravesaba la
paz que sabía que
estaba en algún lado. Pablo quedaba oficialmente atrás, era mi
pasado. Si tan sólo
pudiera encontrar mi futuro.

Que lindo el capitulo!! Necesito que gaston y rochi se encuentren de una vez ♥
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