jueves, 27 de marzo de 2014

Walking Disaster, capitulo 6

CAPITULO 6
Tragos
El sol había comenzado a proyectar sombras sobre las paredes de mi habitación cuando abrí
los ojos. El cabello de Rochi estaba enredado y desordenado, cubriendo mi rosto. Tomé una
respiración profunda por la nariz.
Amigo. ¿Qué estás haciendo?. . . además de ser espeluznante. Pensé. Me volví a mi espalda,
pero antes de que pudiera detenerme, tomó otra bocanada de aire. Todavía olía a champú y
loción.
Unos segundos más tarde, la alarma sonó y Rochi comenzó a despertar. Su mano pasó sobre
mi pecho, y luego se tambaleó hacia atrás.
— ¿Gaston?— Dijo ella, adormilada—La alarma.
Esperó un minuto, y luego suspiró, pasando por sobre mi se estiró hasta que finalmente
alcanzó el reloj, y luego golpeó contra el plástico hasta que el ruido se detuvo.
Ella cayó contra su almohada y resopló. Una risita escapó de mis labios, y ella se quedó sin
aliento.
— ¿Estabas despierto?
— Prometí que me comportaría. Yo no he dicho nada sobre dejarte apoyar encima mio.
— No me apoye en ti. No podía llegar al reloj. Esa tiene que ser la alarma más molesta que he
oído nunca. Suena como un animal moribundo.
— ¿Quieres desayunar?—puse mis manos detrás de mi cabeza.
— No tengo hambre.
Parecía molesta por algo, pero lo ignoré. Probablemente ella era de esas personas que no se
levantaba contenta por la mañana. Aunque con esa lógica, ella tampoco era una persona
contenta por la tarde o por la noche. Ahora que lo pienso, ella era una especie de perra
malhumorada. . . y eso me gustaba.
— Bueno, yo si. ¿Por qué no vienes conmigo a la cafetería?
— No creo que pueda manejar tu falta de habilidades de conducción tan temprano en la
mañana
Ella envolvió sus pequeños pies huesudos con sus pantuflas, y luego fue arrastrando los pies
hacia la puerta.
— ¿A dónde vas?
Ella se molestó al instante.
— A vestirme para ir a clases. ¿Necesitas mi itinerario mientras que estoy aquí?
¿Quería jugar duro? Ok. Jugaría. Me acerqué a ella y la tome por los hombros. Maldita sea,
su piel se sentía bien contra la mía.
— ¿Siempre eres tan temperamental, o es algo que desaparecerá cuando te des cuenta que
es esto no es un elaborado truco para meterme entre tus piernas?
— Yo no soy temperamental
Me incliné, susurrando en su oído.
— No quiero acostarme contigo, Pajarita. Me gustas demasiado
Su cuerpo se puso tenso, y luego me fui sin decir ni una palabra más. Saltar arriba y abajo
para celebrar la emoción de la victoria habría sido un poco obvio, así que me contuve hasta
que estuve lo suficientemente escondido detrás de la puerta, y luego hice un par de golpes al
aire para celebrar. Mantenerla entre la espada y la pared nunca era fácil, pero cuando
funcionaba, me sentía como si estuviera un paso más cerca de. . .
¿De qué? No estaba muy seguro, pero se sentía bien.
Hacía tiempo que no había hecho ninguna compra de comestibles, así que el desayuno no
fue muy elegante, pero era lo suficientemente bueno. Revolví huevos en un tazón y los lancé
a una mezcla de cebolla, pimientos verdes y rojos, y después lo vertí en una sartén.
Rochi entró y se sentó en un taburete.
— ¿Seguro que no quieres un poco?
— Estoy segura. Gracias, de todos modos.
Acababa de rodar fuera de la cama y todavía estaba hermosa. Era ridículo. Estaba seguro de
que no podía ser normal, pero no lo sabría, tampoco. Las únicas chicas a las que había visto
por la mañana eran de Peter, y nunca las veía lo suficientemente cerca como para tener
una opinión.
Peter tomó algunos platos y las sostuvo delante de mí. Recogí los huevos en la espátula y
les dejé en cada plato. Rochi miró con leve interés.
Lali observo como peter puso el plato delante de ella.
— No me mires así, peter. Lo siento, simplemente no quiero ir
Peter había estado abatido durante días sobre el rechazo de Lali a su invitación para a
fiesta de citas. No la culpaba. La fiesta de citas era una tortura. El hecho de que ella no quería
ir era algo impresionante. La mayoría de las chicas se rebajaban a sí mismas para ser
invitadas a esas cosas.
— Nena— Peter se quejó— la casa tiene una fiesta de citas dos veces al año. Es en un mes.
Tendrás un montón de tiempo para encontrar un vestido y hacer todas esas cosas de chicas
Lali no iba por ahí. Me despreocupe de ellos hasta que me di cuenta que Lali había
accedido a ir sólo si Rochi iba también. Si Rochi iba, eso significaba que iría una cita. Lali
me miro y arqueó una ceja.
Peter no lo dudó.
— Gas no va a las fiestas de citas. Esa es una cosa donde llevas a tu novia… y Gaston no… tú
sabes
Lali se encogió de hombros.
— Podríamos emparejarla con alguien.
Empecé a hablar, pero Rochi claramente no estaba feliz.
— Puedo oírte, sabes—se quejó.
Lali hizo un mohín.
— Por favor, Rochi. Te encontraremos un buen chico que sea divertido e ingenioso, y sabes
que me aseguraré de que este bueno. ¡Te prometo que la pasaras bien! ¿Y quién sabe? Tal
vez el chico te termine gustando
Fruncí el ceño. ¿Lali la encontraría un hombre? Para la fiesta de citas. Uno de mis
hermanos de fraternidad. Oh, mierda, no. La idea de que ella saliera con alguien me ponía los
pelos de punta.
La sartén resonó cuando la tiré en el fregadero.
— Yo no he dicho que no la llevaría.
Rochi puso los ojos en blanco.
— No me hagas favores, Gaston.
Di un paso.
— Eso no es lo que quise decir, Pajarita. Las fiestas de citas son para los chicos con novia y
es conocido por todos que yo no soy de noviazgos. Pero sé que no tendré que preocuparme
por ti esperando un anillo de compromiso después.
Lali hizo un mohín de nuevo.
— ¿Por favorcito, Rochi?
Rochi parecía adolorida.
— ¡No me mires así! Gaston no quiere ir. Yo no quiero ir. . . no va a ser muy divertido.
Cuanto más pensaba en ello, más me amigue a la idea. Me crucé de brazos y me apoyé en el
fregadero.
—Yo no he dicho que no quería ir. Creo que sería divertido si nosotros cuatro fuéramos.
Rochi retrocedió cuando todos los ojos se volvieron hacia ella.
— ¿Por qué no pasar el tiempo aquí?
Los hombros de Lali se desplomaron, y Peter se inclinó hacia delante.
— Porque tengo que ir, Rochi— dijo Peter. —Soy un estudiante de primer año. Tengo que
asegurarme de que todo está funcionando sin problemas, de que todo el mundo tenga una
cerveza en la mano, ese tipo de cosas.
Rochi estaba mortificada. Ella claramente no quería ir, pero lo que más me asustó fue que ella
no podía decir que no a Lali, y Peter estaba dispuesto a hace cualquier cosa para que
su novia fuera. Si Rochi no iba conmigo, podría llegar a pasar la noche con uno de mis
hermanos de fraternidad. No eran malos, pero escuchando las historia que me han contado,
e imaginarlos hablando de Rochi era algo que no podía soportar.
Caminé por la cerámica y envolví mis brazos alrededor de los hombros de Rochi.
—Vamos, Pajarita. ¿Quieres venir conmigo?
Rochi miró a Lali, luego a Peter. Fue sólo unos pocos segundos hasta que ella me miró
a los ojos, pero se sentía como una maldita eternidad.
Cuando sus ojos finalmente se encontraron con los míos, sus paredes se derrumbaron.
—Sí— suspiró. El entusiasmo en su voz era inexistente, pero no importaba. Iba conmigo, y
saberlo me permitió respirar de nuevo.
Lali gritó como hacen las chicas, aplaudió y luego agarró Rochi para abrazarla.
Peter ofreció una sonrisa agradecida a mí, y luego a pajarita.
— Gracias, Rochi— dijo, colocando una mano en su espalda.
Yo nunca había visto a alguien menos feliz de ir a una cita conmigo, pero de nuevo, no era
conmigo con quien ella estaba infeliz.
Las chicas terminaron de prepararse y se fueron temprano para su clase de las ocho.
Peter pegó la vuelta para hacer los platos, feliz de que por fin se había salido con la suya.
— Amigo, gracias. Yo no creí que Lali iría
— ¿Qué carajo? ¿Ustedes están tratando de emparejar a Pajarita con alguien?
— No. Es decir, Lali quizás. No sé. ¿Qué importa?
— Importa
— ¿En serio?
— Simplemente no... No hagas eso, ¿de acuerdo? Yo no quiero verla besándose en un rincón
oscuro con Parker
Peter asintió, frotando el huevo de la sartén.
— O con cualquier otra persona
— ¿Y?
— ¿Cuánto tiempo crees que va a volar?
Fruncí el ceño.
— No lo sé. Todo lo que sea posible. Solo no te metas en mi camino.
— Gaston, ¿la quieres o no? Hacer todo lo posible para evitar que ella salga con alguien más
cuando ni siquiera estás con ella es una estupidez
— Sólo somos amigos.
Peter dirigió una sonrisa dudosa en mi dirección.
— Los amigos hablan de una cogida de fin de semana. De alguna manera, yo no veo que eso
suceda entre ustedes dos.
— No, pero eso no significa que no podamos ser amigos.
Las cejas de Peter se alzaron con incredulidad.
—Un poco si, hermano.
Él no estaba equivocado. Solo que yo no quería admitirlo.
— Es que... — Hice una pausa, mirando la expresión de Peter. De todas las personas, él iba
a juzgarme a lo último, pero me sentía débil para admitir lo que había estado pensando, y
con qué frecuencia los pensamientos acerca de Rochi se cruzaban por mi cabeza. Peter lo
entendería, pero no me haría sentir mejor decirlo en voz alta— Hay algo en ella que necesito.
Eso es todo. ¿Es raro que yo crea que ella genial como el infierno y no quiera compartirla?
— No puedes compartirla si ella no es tuya
— ¿Qué sé yo acerca de las citas? Tú. Tú y tus relaciones retorcidas, obsesivas y
necesitadas. Si ella conoce a alguien y empieza a salir con él, la perderé.
— Entonces sal con ella
Negué con la cabeza.
— No estoy listo todavía.
— ¿Por qué es eso? ¿Miedo?— preguntó Peter, arrojando la toalla de mano en mi cara.
Cayó al suelo, y me agaché para recogerla. La tela se retorció firmemente en mis manos
mientras la enroscaba hacia atrás y adelante.
— Ella es diferente, Peter. Ella es buena.
— ¿Qué estás esperando?
Me encogí de hombros.
— Sólo una razón más, supongo.
Peter hizo una mueca de desaprobación, y luego se inclinó para encender el lavavajillas.
Una mezcla de sonidos mecánicos y de líquido llenó la habitación, y Peter se dirigió a su
habitación.
— Su cumpleaños está cerca. Lali quiere que hagamos algo juntos.
— ¿El cumpleaños de Rochi?
— Sip. En poco más de un semana
— Bueno, tenemos que hacer algo. ¿Sabes que le gustaría? ¿Lali tiene algo en mente?
Supongo que mejor le compro algo. ¿Qué mierda le compro?
Peter sonrió mientras cerraba la puerta de su habitación.
— Ya te las arreglaras. Las clases empiezan en cinco minutos. ¿Te iras en el Charger4?
— Nop. Iré a ver si consigo que Rochi se suba de nuevo en mi motocicleta. Es lo mas cerca
que puedo llegar de estar entre sus piernas
Peter se rio, y luego cerró la puerta a mis espaldas.
Me encaminé a mi habitación y me puse un par de jeans y una camiseta. Billetera, celular,
llaves. No me imaginaba siendo una chica. La rutina de mierda que tenían antes de traspasar
la puerta les consumía la mitad de sus vidas.
La tardo una maldita eternidad, y después tuve que apurarme a través del campus hasta el
edificio. Rochi estaba parada en la entrada con un chico, y sangre instantáneamente
comenzó a hervir. Unos segundos después, reconocí que era Vico y suspiré aliviado. Ella
estaba esperando que el acabara su cigarrillo y se reía de lo que sea que él había dicho. Vico
movía sus brazos por el aire, obviamente en medio de una gran historia, las únicas pausas
que se tomaba eran para pitar tu cigarro.
Cuando me acerqué, Vico le guiño el ojo a Rochi. Tomé eso como una buena señal.
— Hola, Gaston— él canturreo.
— Vico— asentí, rápidamente giré mi atención hacia Rochi. — Me dirijo a casa, pajarita,
¿Te alcanzo?
— Estaba por entrar aquí— dijo ella, con una sonrisa cansada.
Mi estomago se vino abajo, y hablé antes de pensar.
— ¿No te quedarás conmigo esta noche?
— Si, pero tengo que agarrar unas cosas que me había olvidado
— ¿Cómo cuales?
— Bueno, mi rasuradora por ejemplo. ¿Y ti que te importa?
Maldición, me gustaba.
— Ya era hora de que afeitaras las piernas. Han estado rasgando el infierno de mí.
Los ojos de Vico casi se salían de sus orbitas. Rochi frunció el ceño.
— ¡Así es como empiezan los rumores!— ella miró a Vico— Estoy durmiendo en su cama…
solo durmiendo
— Seguro— dijo Vico con una sonrisa engreída.
Antes de que supiera que fue lo que paso, ella había entrado, pisando fuertemente los
escalones hacia su habitación. Yo los subí de a dos a la vez para alcanzarla.
— Oh, no te enojes. Solo estaba bromeando
— Todos ya asumen que estamos teniendo sexo, y tú lo haces aun peor.
Aparentemente que ella tenga sexo conmigo era algo malo. Si tenia alguna duda de si ella
pensaba en mi de esa forma, me acababa de dar la respuesta: no, simplemente no, pero
mierda que no.
— ¿A quien le importa lo que piensen los demás?
— ¡A mi, Gaston! ¡A mi!— ella empujo la puerta del dormitorio para abrirla, y luego fue de un
lado para el otro, abriendo y cerrando cajones y metiendo cosas en una mochila. De repente
me estaba ahogando en una intensa sensación de pérdida, esas de las que tienes que reír o
llorar. Una risita escapó de mi garganta.
Los ojos de Rochi se oscurecieron y me apuntaron.
— No es gracioso. ¿Quieres que toda la escuela piense que soy una de tus putas?
¿Mis putas? Ellas no eran mías. De ahí lo de ser putas.
Tome la mochila de sus manos. Esto no estaba yendo bien. Para ella, ser asociada conmigo,
por no mencionar estar en una relación conmigo, significaba hundir su reputación. ¿Por
quería seguir siendo mi amiga si hacia era como se sentía?
— Nadie piensa eso. Y si lo hacen mas les vale rezar para que no los escuche
Mantuve la puerta abierta y ella se apuró a través. Justo cuando comencé a avanzar para
seguirla, ella se detuvo, forzándome a hacer equilibrio sobre la punta de mis pies para no
chocármela. La puerta se cerró a mis espaldas y me envió hacia adelante.
— ¡Whoa!— dije, rebotando contra ella.
Ella se dio la vuelta.
— ¡Oh, por Dios!— al principio pensé que la había lastimado al colisionar. La mirada
asombrada en su rostro me preocupo por un segundo, pero luego ella continuo—
Probablemente la gente piensa que estamos juntos y tu descaradamente sigues con tu…
estilo de vida. ¡Debo lucir patética!— ella hizo una pausa, se perdió en el horror de su
estupor, y luego sacudió la cabeza. — Yo creo que no debería seguir quedándome contigo.
Nosotros deberíamos permanecer alejados en general por un tiempo.
Ella tomo su mochila de mis manos.
— Nadie piensa que estamos juntos, pajarita. No tienes que dejar de hablarme para
demostrar tu punto— me sentí un poco desesperado, que no era menos que inquietante.
Ella se colgó su mochila. Determinado, yo se la saqué de nuevo. Después de unos tirones, ella
gruño frustrada.
— ¿Has tenido una chica, como amiga, quedándose contigo? ¿Has llevado y traído a alguna
chica a clases? ¿Has almorzado con ella todos los días? ¡Nadie sabe que pensar sobre
nosotros, incluso cuando se los decimos!
Camine hacia el estacionamiento con su mochila, mi mente corría.
— Lo arreglaré ¿Okey? No quiero que nadie piense menos de ti por mí
Rochi siempre era un misterio, pero la mirada afligida en sus ojos me tomo por sorpresa. Era
perturbador al punto de que quería hacer cualquier cosa por que su sonrisa no se fuera. Ella
estaba inquieta y claramente disgustada. Lo odiaba tanto que me hacia arrepentir todas las
cosas que había hecho porque eran algo más que se interponía en el camino.
Ahí fue cuando la realidad me pegó: como pareja, nosotros no íbamos a funcionar. Sin
importar lo que hiciera o cómo me las arreglara para conseguir sus encantos, nunca seria lo
suficientemente bueno para ella. No quería que ella terminara con alguien como yo. Tendría
que conformarme con cualquier migaja de tiempo que pudiera conseguir con ella.
Admitirme eso a mi mismo fue una píldora difícil de tragar, pero al mismo tiempo, una voz
familiar me susurraba desde los rincones oscuros de mi mente que necesitaba pelear por lo
que quería. Pelear parecía una alternativa mucho más fácil.
— Déjame compensarte— dije— ¿Por qué no vamos al Dutch por la noche?
El Dutch era un poco de baja categoría pero mucho menos concurrido que el Red. No había
muchos buitres dando vueltas.
— Ese es un bar de motociclistas— sus cejas se juntaron.
— Bueno, entonces vallamos al club. Te llevare a cenar y luego iremos al Red Door. Yo invito
— ¿Cómo podría salir a cenar y luego ir al club solucionar el problema? Cuando la gente nos
vea juntos, se volverá peor
Terminé de atar su mochila en la parte trasera de mi moto y me senté a horcadas en el
asiento. Esta vez ella no discutió por su mochila. Eso siempre era prometedor.
— Piénsalo. Yo, borracho, en un lugar lleno de mujeres con poca ropa. A la gente no le
tomara mucho tiempo darse cuenta que nosotros no somos pareja.
— ¿Y que se supone que haga yo? ¿Llevarme a un chico del bar hasta casa?
Fruncí el ceño. La idea de ella llevándose con un chico me ponía la mandíbula tensa, como si
hubiera derramado jugo de limón en mi boca.
— Yo no dije eso. No hay necesidad de dejarse llevar
Ella rodo sus ojos, y luego subió al asiento, envolviendo sus brazos en mi torso
— ¿Alguna chica cualquiera va a seguirnos a casa desde el bar? ¿Así es como quieres arreglar
las cosas para mí?
— No estarás celosa, ¿verdad, pajarita?
— ¿Celosa de qué? ¿De alguna enferma imbécil que vas a mandar a la mierda en la mañana?
Me reí entre dientes y arranque el motor. Si solo supiera lo imposible que era eso. Cuando
ella estaba alrededor cualquier otra parecía desaparecer. Tomó toda mi enfoque y
concentración mantenerme un paso delante de ella.
Informamos a Peter y Lali de nuestros planes, y luego las chicas comenzaron con su
rutina. Salté a la ducha primero, dándome cuanta demasiado tarde que debería haber de
último, porque las chicas tardaban más que yo y Peter en estar listas.
Peter, Lali y yo esperamos una eternidad para que Rochi salga del baño, pero cuando
finalmente emergió, casi pierdo el equilibrio. Sus piernas parecían infinitas en ese corto
vestido negro. Sus tetas jugaban a asomarse, lo suficiente para darse a conocer cuando ella
se volteaba de cierta manera, y sus largos rizos colgaban a los lados en vez de sobre sus
pechos.
No recordaba que estaba tan bronceada, pero su piel tenía un brillo saludable contra la tela
oscura de su vestido.
— Lindas piernas— dije.
Ella sonrió.
— ¿Mencioné que la rasuradora es mágica?
Mágico mi trasero. Ella estaba malditamente preciosa.
— No creo que sea la rasuradora
La tome de la mano para salir por la puerta, guiándola hasta el Charger de Peter. Ella no
alejó su mano, así que la sostuve en la mía hasta que llegamos al auto. Se sintió incorrecto
soltarla. Cuando llegamos al restaurante de sushi, entrelace mis dedos con los suyos mientras
entrabamos.
Ordené una ronda de sake y luego otra. La camarera no nos pidió identificación hasta que
ordené una cerveza. Sabia que Lali tenía un carnet falso, y me impresione cuando Rochi
agito la suya como una campeona. Una vez que la camarera las miro y se fue, la tomé. Su
foto estaba a un costado y todo parecía legítima para mí. El nombre que decía era Jessica
James y por alguna razón me encendió. Bastante.
Rochi sacudió la ID y soltó de mi agarré, pero ella la atrapo en pleno vuelo hacia el suelo, y en
segundos estaba escondida en su billetera.
Ella sonrió, y yo le sonreí de vuelta inclinándome sobre mis antebrazos.
— ¿Jessica James?
Ella imito mi posición, y apoyo en codos igualando mi mirada. Ella estaba tan confiada. Era
increíblemente sexy.
— Si ¿Y qué?
— Interesante elección
Peter estalló en carcajadas, pero se detuvo abruptamente cuando Lali vacío de un
trago su cerveza.
— Tranquila, nena. El sake pega tarde.
Lali se limpió la boca y sonrió.
— He tomado sake. Deja de preocuparte
Cuanto más bebíamos, más bulliciosos nos volvíamos. Al staff de camareros parecía no
molestarle, pero eso probablemente era porque ya era tarde y solo había unos pocos mas al
otro lado del restaurante, y ellos estaban casi tan ebrios como nosotros. Excepto Peter. Él
era muy protector con su auto como para tomar mucho si tenia que manejar, y amaba a
Lali a un mas que a su auto. Cuando estaba con ella, no solo cuidaba su consumo sino
que también seguía cada regla de transito establecida.
Pollerudo.
La camarera trajo la cuenta, y yo deje algo de efectivo en la mesa y empuje a Rochi hasta que
salió del reservado. Ella me devolvió el codazo juguetonamente, y yo despreocupadamente
pase mi brazo a su alrededor mientras caminábamos por estacionamiento.
Lali se deslizó en el asiento frontal al lado de su novio y comenzó a lamer su oreja. Rochi
me miro y rodó sus ojos, a pesar de que ser un público acorralado en show erótico, ella la
estaba pasando bien.
Después que Peter arribó al Red, manejo por las filas de autos dos o tres veces.
— Para esta noche—murmuró Lali.
— Oye, tengo que encontrar un espacio amplio. No quiero que algún idiota ebrio me raye la
pintura.
Quizás. O solo estaba prolongando el baño de lengua que Lali le daba a su oreja.
Asquerosos.
Peter aparcó en un extremo del lugar, y yo ayudé a Rochi a salir. Sacudió y tiro de su
vestido, y luego agitó un poco sus caderas antes de tomar su mano.
— Quería preguntarte acerca de tu identificación— dije— es impecable. No la conseguiste
por aquí— yo sabia, había comprado muchas.
— Si, las tenemos hace un tiempo. Las necesitábamos…
¿Por qué demonios ella necesitaría tener una identificación falsa?

La gravilla grujía bajo nuestros pies mientras avanzábamos y la mano de Rochi apretaba la
mía mientras sus tacones navegaban sobre las rocas.
— Es bueno tener conexiones— dijo Lali, riéndose.
— Por Dios, mujer— dijo Peter, sosteniendo su brazo antes que se cayera—. Creo que ya
es suficiente para ti por esta noche
Me preguntaba que diablos quería decir todo eso.
— ¿De qué estas hablando, lali? ¿Qué conexiones?
— Rochi tenía unos amigos que
— Son identificaciones falsas,gas—interrumpió Rochi antes de que Lali pudiera
terminar.— Uno tiene que conocer a la gente correcta si las quieres bien hechas, ¿no crees?
Observé a Lali sabiendo que algo no estaba bien, ella miraba a cualquier lado excepto
hacia mi. Presionar sobre el tema no me pareció inteligente, especialmente desde que Rochi
me había llamado gas. Me podría acostumbrar a eso, viniendo de ella.
— Claro
Ella pensó que me había vencido. Definitivamente tendría que volver a eso después.
— ¡Necesito otro trago!— dijo ella, arrastrándome por la gran puerta roja del club.
— ¡Tragos!— Lali gritó.
Peter suspiró.
— Oh, claro. Eso es lo que necesitas. Otro trago.
Todas las cabezas en el lugar giraron cuando Rochi entró en el lugar, incluso algunos chicos
con sus novias, sin vergüenza giraban sus cuellos o se estiraban en su silla para ver mejor.
Oh, mierda. Esta va a ser una mala noche, pensé, afianzando mi mano sobre la de Rochi.
Caminamos hasta la barra más cercana a la pista de baile. Eugenia estaba parada entre las
sombras de las mesas de billar. Su terreno usual de caza. Sus grandes ojos se clavaron
en mi antes de que me diera cuenta que era ella. No me miró por mucho. La mano de Rochi
estaba todavía en la mía, y la expresión de Eugenia cambio en el momento en que la vio.
Asentí hacia ella y esbozo una sonrisa.
Mi asiento usual en la barra estaba disponible, pero el único en toda la barra. Cami me vio
llevar con Rochi por detrás, ella se rió una vez, entonces llevo la atención a las personas
sentadas en los taburetes de alrededor, advirtiéndoles de su retirada inminente. Ellos se
fueron sin quejarse.

Digan lo que quieran. Ser un imbécil psicótico tenía sus ventajas.

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