viernes, 12 de julio de 2013

Una viva sin vivir capitulo 3

Capítulo 3
me desperté a las seis en punto como siempre para apagar mi alarma; la
silencié e intenté, sin éxito, moverme lejos de Gaston. Tenía mi cabeza en
su pecho y mi pierna encima de su entrepierna
Él tenía su mano en mi
rodilla, fijando mi pierna ahí, y su otro brazo envuelto tensamente alrededor de mi
cintura. Cuando traté de moverlo, apretó su agarre, murmurando algo en sueño
sobre ya no querer ir más a la universidad.
Moví mi brazo y toqué su estómago.
Seis en punto murmuré, tocándolo de nuevo cuando no abrió sus ojos.
Él gruñó y apretó su agarre, moviéndome así que quedé completamente encima de
él. Jadeé con la sensación,
era extraño pero en verdad se sintió bien. ¿Qué demonios está mal conmigo? ¡Este
es Gaston por amor de Dios! Traté de liberarme, pero eso sólo nos hizo rozarnos en
lugares en los que preferiría no pensar en el amigo mujeriego de mi hermano, en
un contacto mejor amigo. Mi cuerpo comenzó a cosquillear y no pude evitar que
un pequeño gemido se me escapara de los labios. Oh Dios mío, ¡eso en verdad se
siente bien!
¿Gaston? le susurré/grité.
Él abrió sus ojos de golpe y me miró, impactado. Su expresión rápidamente cambió
a su sonrisa de marca, la cual quería golpear fuera de su rostro.
Bueno, buenos días, ángel. Wow, esto es una primera vez ronroneó, alzando
sus cejas, su sonrisa de asombro.
¿Me soltarías por amor de Dios? le susurré grité. Él alzó sus manos a modo de
rendición y rápidamente rodé de encima de él.
Son las seis refunfuñé, frunciendo el ceño.
Él se volteó de lado para mirarme.
Está bien. No estés enojada conmigo todo el día de hoy, por favor. No sabía que
había hecho eso, lo siento, Ángel, ¿está bien? susurró, besando mi frente antes
de salir rápidamente de la cama para ponerse su ropa.
Está bien, lo que sea murmuré, posicionándome en su lugar cálido de la cama
donde había estado acostado.
Te veré después. Me dirigió un guiño antes de salir por mi ventana.
Dándome la vuelta, enterré mi rostro en su almohada, todavía puedo olerlo y eso
me hace sentir segura y calmada. Me hundí en un sueño pacifico por otra hora.
Después de vestirme más pacíficamente que ayer, me concentré en mi iPod y
estaba bailando felizmente cuando lo vi comiendo mi cereal de nuevo. ¡Cada jodido
día! Suspiré y robé el cereal de sus manos.
¡Demonios, Gaston, hay como cuatro cereales en las alacenas y sólo comes el mío!
¿Por qué? ¿Lo haces solo para enojarme? pregunté, frunciendo el ceño, cuando
comencé a masticar mi desayuno.
Buenos días para ti también, Ángel dijo educadamente, con una sonrisa de
diversión en su rostro.
Claro, hola. Me dejé caer y comí mi cereal mientras Nicolas entraba en la cocina.
Hey, chicos, ¿están casi listos para irse? preguntó Nicolas, lanzándonos a cada
uno una caja de jugo como siempre.
Ambos asentimos y nos dirigimos al auto de Gaston. Mientras me acercaba a la
escuela, Agus me agarró y me llevó para una charla.
¿Qué pasa? pregunté, preocupada.
Parecía un poco desesperado; su cabello estaba desorganizado, como si hubiera
estado jalándolo o pasando sus manos por él un montón, sus ojos estaban tensos
con estrés.
Olvidé que el cumpleaños de Daky es mañana, ¡y no idea de que darle! chilló
desesperadamente, pasando sus manos por su cabello fuertemente, confirmando
mis sospechas sobre el estilo.
Cálmate, todavía tienes tiempo. Ahora, ¿qué clase de cosas le gustan?
pregunté, pensando en Daky y todo lo que sabía sobre ella.
Quería darle algo que pudiera quedarse con él, pero no sé qué… —Cerró sus
ojos, obviamente entrando en pánico.
Agus, cálmate. ¿Qué te parece unos lindos pendientes? ¿Le gustan las piedras,
verdad? También podrías darle un nuevo joyero o algo para ponerlas dentro
sugerí.
Su rostro se iluminó.
¡Sí! Tiene un gusto por los joyeros antiguo en este momento. ¡Esa es una idea
genial! Oh Dios gracias, Rocio. ¡Te debo a lo grande! Voy a saltarme la mañana
para poder conseguirla dijo, sonriendo emocionadamente y corriendo, gritando
adiós por su hombro.
Caminé de regreso al colegio, y noté que no había casi nadie.
Mierda santa, ¿llego tarde? Comencé a correr por el pasillo; pude ver a Gaston y un
par de sus amigos caminando hacia mí.
Disminuye la velocidad, Ángel, te caerás gritó Gaston, sonriéndome mientras yo
medio corría, medio caminaba hacia él.
Cuando lo pasé, él sacó su pie para hacerme tropezar, pero antes de que golpeara
el suelo envolvió sus brazos apretadamente alrededor de mi cintura, y me levantó.
Caray, Ángel, sé que soy caliente, pero no necesitabas caer a mis pies bromeó,
haciendo reír a todos sus amigos. Lo golpeé en el pecho fuertemente, mirándolo.
Oh también me gusta un poco rudo, Ángel, sabes eso dijo, sonriendo
retorcidamente.
Todavía no había soltado mi cintura, dio un paso hacia adelante y presionó su
cuerpo contra el mío, sus manos se deslizaron hacia mi trasero.
Mmm, genial ronroneó en mi oído.
Odiaba ser tocada; traía recuerdos de mi padre. Jadeé, y antes de que siquiera
pudiera pensar en lo que estaba haciendo, subí mi pierna y lo golpeé . Él gruñó y me soltó rápidamente, doblándose por la mitad y agarrando su
ingle.
¡Mantén tus jodidas manos fuera de mí! grité, tratando de no llorar. Estaba
luchando por respirar y mis manos estaban temblando.
Me di la vuelta para alejarme corriendo pero me agarró por la mano y me empujó
hacia él de nuevo.
Ángel, sólo estaba bromeando, sabes que nunca te haría daño gimió.
Su voz se quebró un poco, sonaba como si tuviera dolor. Miró directamente a mis
ojos; pude ver la honestidad en sus profundos ojos acuosos. Me dio un
abrazo y puso sus labios en mi cuello, justo donde se unía con mis hombros y
respiró profundamente por su nariz, enviando a su aliento caliente a bajar por mi
cuello. Esto es lo que siempre hacía para calmarme, cuando lloraba en su hombro;
esta era la única cosa que parecía funcionar. Podía sentir su corazón latiendo
rápidamente contra mi pecho, así que me concentré en hacer juego con mi
respiración y la suya. Respiré su olor hasta que me había calmado. Me moví hacia
atrás y él sólo me estaba mirando, arrepentimiento en su rostro.
Lo siento. No debería haber hecho eso, Ángel, no pensé dijo en tono de
disculpa.
Asentí con la cabeza y bufé, limpiándome la cara con la manga.
Yo también lo siento. ¿Te duele? le pregunté, haciendo una mueca ante la idea
de cuán fuerte le había dado un rodillazo.
Se encogió de hombros.
Estoy bien, fue mi culpa respondió, inclinándose para mirarme a los ojos de
nuevo. Aparté la vista rápidamente, sintiéndome incómoda. Tenía la sensación de
que cuando Gaston me miraba a los ojos, podía ver el verdadero yo, el que trataba de
esconderse de todo el mundo, la niña asustada a la que no le gusta que la gente la
toque, porque me traía recuerdos de aquellos domingos y mi padre llevándome al
sofá, guiándome a sentarme en su regazo.
Cuando la gente me tocaba, incluso las chicas, mi corazón se iba a toda marcha y
siempre comenzaba a sentirme enferma. Las únicas excepciones a esto son mi
madre, Nicolas y Gaston. Esta era la razón exacta por la que no tenía citas. La idea de
que alguien me tocara o besara, hacía que mi piel se pusiera de gallina.
Aparté la vista de él y me di cuenta que tenía una gran mancha húmeda en el
hombro en el que había estado llorando. La limpié, frunciendo el ceño.
He arruinado tu camisa.
Tengo otras, Ángel, no te preocupes contestó con una sonrisa fácil, que no era
la sonrisa de satisfacción que le ha dado a otras personas, era una sonrisa sincera,
los que por lo general sólo se consigue en la noche o cuando no había nadie
alrededor.
Miré a mi alrededor y me di cuenta que estábamos solos en el pasillo, me quedé
sin aliento en estado de shock.
¿Dónde? murmuré, mirando arriba y abajo del pasillo desesperadamente.
Ellos fueron a clase respondió. Vamos, no hay razón para ir al final, así que
vamos a ir por un trago o algo así. Me tomó de la mano hacia el
estacionamiento, hacia su coche
Gaston, ¿qué? ¡No puedo faltar a clase! grité, mirando a mi alrededor
rápidamente para ver si alguien veía a dos estudiantes escapando fuera de la
escuela.
Se echó a reír.
Vamos, Ángel, una clase no te hará daño. Ya estás diez minutos tarde de todos
modos. Abrió la puerta del pasajero y me hizo señas para entrar.
Suspiré y de mala gana me subí dentro. Realmente no me importaba pasar tiempo
con Gaston, pero eso sólo dependía de cual Gaston estaría aquí conmigo, el de la noche
o el del día. El Gaston de la noche era considerado, cariñoso y atento. El Gaston del día
era un coqueto, un hijo de puta y un pelmazo. Sin embargo, el Gaston del día y de la
noche me hacía sentir segura y protegida. Me volví a mirarlo mientras conducía,
tenía una pequeña sonrisa en su rostro.
¿Qué te pasa? le pregunté, un poco preocupada de que esto fuera a
convertirse en una especie de broma que iba a acabar mal para mí o
avergonzarme.
¿Qué quieres decir? ¿No puedo estar contento de que estamos pasando un
tiempo juntos? me preguntó, y me dio un guiño coqueto. Puse los ojos y gemí.
Genial, una hora con el Gaston del día es mi peor pesadilla.
No estaba prestando atención a dónde íbamos, así que me sorprendí cuando nos
detuvimos en el estacionamiento de la pista de hielo. Él sonrió y se levantó, y yo le
seguí con el ceño fruncido.
¿Qué estamos haciendo aquí? le pregunté mientras me agarraba la mano y me
llevaba dentro. Tal vez tenían un buen café en el interior o algo, que era la única
razón que se me ocurrió para que me trajera aquí.
Hizo caso omiso de mi pregunta.
Hola, por favor, dos dijo a la señora detrás del mostrador, entregándole el
dinero. Di un grito ahogado, ¿en realidad íbamos a patinar? Había estado
patinando un par de veces en mi vida, pero era completamente mala en ello.
¿Necesitas alquilar patines? preguntó la señora con una sonrisa amigable,
mientras sus ojos discretamente recorrían el cuerpo de Gaston.
Sí, un once y un cinco por favor respondió, guiñándome un ojo. Fruncí el ceño
mientras hablaba, preguntándome cómo demonios conocía mi talla de zapatos.
Le pasó dos juegos de patines y él sonrió de nuevo, tomó mi mano y me arrastró a
los bancos. Me di cuenta que la señora no dejaba de ver a Gaston mientras se alejó,
Me reí y puse los ojos en ella, lo cual la hizo
ruborizarse y mirar hacia otro lado.
¿Qué es tan gracioso? preguntó Gaston, mirándome extrañamente.
Tienes otra admiradora declaré, asintiendo con la cabeza hacia la mujer.
Simplemente no puedes evitar ser tú mismo, ¿puedes? bromeé con una pequeña
sonrisa.
No te preocupes, no estoy interesado en ella respondió, mirándome como si
quisiera decirme algo.
¿Preocupada? Gaston, yo no estaba preocupada. Me burlé de eso, mientras
ponía los ojos.
Nos cambiamos a nuestros patines y nos dirigimos hacia el hielo. No había nadie
más allí, probablemente debido a que era sólo justo después de las nueve de la
mañana.
¿Por qué estamos haciendo esto? Sabes que no puedo patinar. Hice una
mueca, mirando el hielo, comenzando a entrar en pánico.
Él se rió y tiró de mí hacia el hielo.
Lo sé, lo recuerdo. No te preocupes, te ayudaré. Gaston y mi hermano jugaban
hockey sobre hielo para la escuela; Nicolas era el portero y Gaston el delantero. Ambos
habían estado patinando desde hace años, pero yo nunca había sido capaz de
hacerlo. Me encantaba ver a la gente patinando y siempre deseé poder aprender,
pero literalmente no podía ponerme de pie. Tomó mis dos manos mientras
resbalaba y me deslizaba por todo el lugar. Él estaba patinando hacia atrás, frente a
mí.
Estás doblando los tobillos ligeramente, Ángel. Trata de mantenerlos de forma
recta, por eso no tienes ningún control dijo mirando mis pies.
Me quedé más recta y sentí que mis pies se deslizaban hacia afuera por debajo de
mí, al instante, me agarró por la cintura y se inclinó hacia atrás de manera que
ambos caímos y caí encima de él, su cuerpo rompiendo mi caída. Se rió debajo de
mí, me empujó hasta las rodillas, así que yo estaba a caballo, luego me senté a su
lado. Yo no podía ponerme de pie así que esperé a que se levantara primero.
Está bien, intentemos el número dos. Sonrió, tirando de mí a mis pies con
facilidad. Párate derecha y mantén los pies quietos, te voy a tirar de todo hasta
que puedas conseguir el equilibrio. Le dio una patada en mis patines con
suavidad, empujándolos para juntarlos a medida que se apoderaba de mis manos
con fuerza.
Me las arreglé para mantenerme en pie durante un tiempo antes de perder el
equilibrio. Una vez más, me agarró por la cintura y se inclinó hacia atrás para que
cayera encima de él.
¿Por qué sigues haciendo eso? le pregunté, empujándome a mí misma en una
posición sentada de nuevo. Podía sentir el hielo comenzar a mojar la parte de atrás
de mis jeans, haciéndome temblar.
¿Haciendo qué? preguntó, mirándome con una expresión confusa.
Cada vez que comienzo a resbalarme, te dejas caer haciéndome aterrizar encima
de ti. Te vas a lastimar expliqué frunciendo el ceño.
Se encogió de hombros.
Mejor que sea yo que tú murmuró en voz baja, levantándome a mis pies otra
vez. Me le quedé mirando, sorprendida. ¿Acababa de decir eso? Tal vez le oí mal.
Estás mejorando, duraste por lo menos un minuto más que la última vez bromeó
con su sonrisa patentada.
OK, eso se parece más al Gaston que conozco, debí haberlo escuchado mal después
de todo.
Ja, ja. Bueno, un minuto está bien para mí. Sabes que no puedo hacer esto me
quejé, cayendo de nuevo al instante. Se las arregló para sostenerme sólo agarrando
mis caderas, presionando nuestros cuerpos y levantándome del hielo de manera de
que pudiera colocar mis pies de nuevo desde el principio. Sentí a mi corazón
empezar a latir más rápido, pero no era por el temor habitual de que alguien me
estuviese tocando, era algo más que no podía entender. Me sonrojé y miré hacia
otro lado mientras él me puso de nuevo sobre mis pies.
¿Por qué te sonrojas? preguntó, frunciendo el ceño, pero mirando divertido a
la vez.
No me sonrojo. Hace frío, eso es todo. Mi trasero está congelado, creo. Me di
la vuelta para mostrarle mis pantalones mojados, frotando mi trasero para tratar de
alejar un poco el frío. Le oí tomar una respiración profunda y dejar escapar un
suspiro. Miré hacia atrás para ver que estaba frunciendo el ceño con los ojos
cerrados, lucía como si estuviera herido o algo.
¿Estás bien? le pregunté, todavía frotándome el trasero. Él asintió con la
cabeza y se quitó la camisa, allí parado en sus jeans de corte bajo y su camiseta
apretada que dejaba ver los músculos que tenía debajo. Colocó su camisa bajo mi
cintura y la ató con un nudo en el frente.
¿Qué estás haciendo?, te vas a resfriar lo regañé mientras trataba de desatar el
nudo que había hecho.
No te preocupes, estaré bien. La próxima vez traeré un suéter de repuesto para
tu muy delicado trasero respondió, agarrando mis manos y empezando a tirar de
mí otra vez.
¿La próxima vez? ¿Qué quiere decir con la próxima vez? No es que no esté pasando
un buen rato, pero estar aquí con Gaston, era extraño, se sentía raro. Bueno, eso no
era estrictamente cierto ya que en realidad se sentía bien, por lo que se sentía raro.
¡Eso es! Lo estás logrando susurró lo que por supuesto me hizo perder el
equilibrio de nuevo. Me presioné contra él por tercera vez, riendo histéricamente.
OK, esto era realmente divertido y no hacía daño. Usualmente, cuando venía a
patinar con Nicolas y se cansaba de atraparme, simplemente me dejaba caer sobre mi
trasero todo el tiempo. En unos treinta minutos estaba por lo general tan
magullada y adolorida que me daba por vencida.
Ves, ahora te estás divirtiendo. Gaston se rió, sacudiendo los cristales de hielo de
su espalda y sosteniéndome otra vez. Nos las arreglamos para patinar tres vueltas
enteras a la pista antes de volverme a caer. Realmente estaba mejorando.
Después de lo que pareció una eternidad, la pista estaba empezando a estar más
llena y mi estómago comenzó a gruñir. Ya me estaba cayendo cada vez menos,
pero seguía agarrando sus manos con un apretón mortal.
¿Qué hora es? pregunté casualmente cuando nos detuvimos al lado de la
pista. El primer período sin duda debía estar casi terminado.
Sacó su móvil del bolsillo y aspiró el aire a través de sus dientes blancos nacarados,
produciendo un sonido sibilante. OK, eso no sonó bien, tal vez nos perdimos
también el segundo período
Eh, ángel, la escuela terminará en más o menos una hora dijo haciendo una
mueca.
¿QUÉ? dije casi gritando, lo que le hizo dar un respingo que a la vez me hizo
perder el equilibrio. El me agarró y me deslizó a la baranda plástica de la pista para
mantenerme de pie, su cuerpo presionado contra el mío, su cara a centímetros de
la mía. Mi corazón comenzó a acelerarse de nuevo. Él no se movió. Simplemente se
quedó allí mirándome, fijo en mis ojos hasta que comencé a sentirme un poco
mareada. De repente me di cuenta de que no estaba respirando, así que tomé aire
en un respiro irregular, el cual parecía sacarlo de allí.
Se retiró, pero dejó sus manos en mi cintura, sosteniéndome.
Será mejor que nos vayamos. Si tu hermano se entera de que he estado contigo
durante todo el día, me va a cortar las pelotas dijo con fingido horror,
haciéndome reír.
En lugar de sostener mis manos para ayudarme a llegar al lado, continuó
sosteniéndome por la cintura, patinando en reversa mientras me arrastraba. En
realidad no sabía qué hacer con mis manos, así que las coloqué sobre sus
hombros. Cuando comencé a caerme de nuevo, se agachó y me recogió en sus
brazos, manteniendo uno de sus firmes antebrazos bajo mi trasero y forzando mis
muslos alrededor de su cintura con la otra mano como si yo no pesara
absolutamente nada. Se volteó en el lugar y patinó hacia delante, rápido. En
realidad, daba un poco de miedo. Sostuve mi aliento y lancé mis brazos alrededor
de su cuello, presionando mi cuerpo contra el suyo tan fuerte como pude,
probablemente ahogándolo y sacándole la vida de golpe, pero no se quejó. En
lugar de salir por la puerta como esperaba que hiciera, patinó alrededor de toda la
pista de nuevo, para luego caminar fuera del hielo y bajarme en una banca.
¿Qué demonios fue eso?
¿Por qué hiciste eso? le pregunté, sintiéndome un poco incómoda de haber
tenido todo mi cuerpo envolviendo el suyo. Sin embargo, no sé por qué me sentía
incómoda al respecto, dado que el envolvía el suyo contra el mío cada noche.
¿Hacer qué, Ángel? preguntó, mirando confundido.
Señalé el hielo.
Patinar una vuelta más. ¿Por qué no simplemente tomaste la salida? Patinaste
pasándola expliqué, frunciendo el ceño, pero al mismo tiempo sonriendo, ¡éste
chico es realmente raro!
Parecía un poco incómodo, pero luego reacomodó su expresión a su habitual
sonrisa de hago derretir a las chicas.
Me retrasaste todo el tiempo; simplemente quería una vuelta en la que pudiera
patinar de frente, eso era todo. Se encogió de hombros.
Bien, ahora me siento un poco culpable de no haberle permitido divertirse por
haberme tenido que cuidar todo el tiempo.
Gaston, ve y patina un poco. Me quedaré sentada aquí, está bien. Tu también
debes tener un poco de diversión le sugerí, regalándole una sonrisa.
Él sonrió.
Tuve mucha diversión. Su expresión parecía completamente honesta, se
levantó rápidamente y fue por nuestros zapatos.
En el camino de regreso a la escuela pasó por el auto servicio de McDonalds.
Hola, ¿puedo ayudarle? preguntó el altavoz.
Eh, sí, quiero un combo de Big Mac con coca-cola y uno de cuarto de libra con
queso con malteada de fresa. ¿Todavía hacen esas cosas de queso fundido?
preguntó Gaston.
Sí lo hacemos crujió el altavoz.
Él sonrió.
Genial, un paquete de eso también, por favor. Sólo lo miré, un poco atónita,
acababa de ordenar mi comida y sabía exactamente lo que quería. Se volvió hacia
mí y frunció el ceño. ¿Por qué me miras de esa forma? ¿Me equivoqué?
preguntó, mirando ligeramente preocupado y bajando la ventanilla de nuevo listo
para cambiar la orden.
Negué con la cabeza mirándolo con asombro.
¿Cómo sabes lo que quiero?
Él simplemente se rió y me miró como si hubiese dicho algo estúpido.
Siempre pides lo mismo Ángel y adoras esas asquerosas cosas de queso pero no
las tienen todo el tiempo, así que… —se encogió de hombros y rodó el auto hasta
la siguiente ventana.
Bien, ahora está empezando a asustarme. ¿Primero, supo mi talla de zapatos y
ahora conoce lo que como en el McDonalds? Quiero decir, sé que probablemente
he venido aquí con él y Nicolas mil veces, pero ni siquiera Nicolas sabe lo que ordeno y
es mi hermano, por amor de Dios. Gaston se rió de nuevo y estacionó el auto en un
espacio para que pudiéramos comer.
Estaba hablando abiertamente sobre un concierto al que quería ir y de una película
que vio la semana pasada sobre zombies que según dijo, me habrían matado del
susto. Estaba sorprendida de cuán fácil era hablar con él; nunca había pasado tanto
tiempo con él por mi cuenta antes. Usualmente estaba con Nicolas o con una banda
de chicos, o tenía alguna sanguijuela adherida a su cuerpo, o estábamos
durmiendo. Era en realidad muy agradable y divertido. No podía dejar de
preguntarme por qué escondía su asombrosa personalidad detrás de la fachada de
prostituto, con una actitud masculina de cerdo chauvinista; debería ser así más a
menudo.
¿Puedo hacerte una pregunta, Ángel? preguntó, mirándome con seriedad.
Asentí con la cabeza y terminé el resto de mi malteada. ¿No confías en mí?
¿Cómo pudiste pensar que iba a hacerte daño más temprano en la escuela? He
tenido muchas oportunidades de tocarte o forzarte a algo más durante los últimos
ocho años, ¿no? ¿Por qué crees que te haría daño? preguntó, luciendo muy
triste.
Tomé una respiración profunda.
Fue solo que me tomó por sorpresa, eso es todo; confío en ti, Gaston, de verdad.
Sé que no me harías daño, sólo que es difícil para mí, no me gusta que la gente me
toque. Fruncí el ceño al no querer hablar de esto. Nunca nadie me había
presionado por detalles acerca de cómo hacía con mi padre. He rechazado ir a la
terapia desde que se fue, mi mamá y Nicolas han tratado de hablar de eso pero yo
simplemente no quería que nadie lo supiera. Estaba avergonzada de eso y de lo
que él acostumbraba a hacerme. Nadie nunca me había forzado a hablar de ello y
yo los amaba aún más por ello.
Gaston tomó mi mano.
Sé que no, pero nunca te lastimaría. Necesito que lo sepas dijo trazando
círculos en la palma de mi mano. Todavía lucía realmente herido y molesto y quería
hacerlo sentir mejor, pero no sabía cómo.
Lo único que podía hacer era decirle la verdad.
Gaston, cuando alguien me toca, mi corazón se acelera y comienzo a sentirme
mareada y enferma. Es algo sobre lo que no tengo control. Las únicas personas con
las que no me pasa, es con mi mamá, con Nicolas y contigo. Lamento si te molesto,
pero no puedo evitarlo. Confío en ti, de verdad.
Esto parecía hacerlo sentir mejor y su rostro se iluminó.
OK, está bien. Regresemos antes de que tu hermano tenga a los perros de
ataque listos para rasgarme la garganta sugirió, riendo entre dientes. Me
acomodé en mi asiento mientras él manejaba de regreso a la escuela. Entramos al
estacionamiento de la escuela cinco minutos antes de la campana de salida.
Eh, Ángel, probablemente lo mejor sea no contarle nada de lo de hoy a tu
hermano. No se supone que pase tiempo contigo dijo encogiéndose de
hombros.
No se supone que pase tiempo conmigo. ¿Qué significa eso?
¿Por qué no? pregunté confundida.
Me miró a los ojos de nuevo, haciendo que mi corazón se acelerara un poco.
Nicolas lo dijo. Y toma en cuenta de que soy un desagradable prostituto como tú
tantas veces has dicho. Aparentemente, solo quiero tocar tu muy agradable trasero
dijo con una sonrisa. Lo cual estaría más que feliz de hacer, si tú lo quieres. Ya
sabes, como pago por la clase de patinaje bromeó, guiñándome un ojo.
Di un grito ahogado. Acababa de pasar todo el día con este chico pasándola muy
bien y él podía arruinarlo todo en una loca frase.
Realmente eres un cerdo a veces, ¿sabías? gruñí saliendo del coche y azotando
la puerta. Pisé fuerte en dirección al edificio de matemáticas donde debía estar,
para por lo menos aparentar que había estado allí si caminaba en la dirección
correcta.
Vi a Nicolas a caminar hacia el coche, así que le di unos minutos antes de hacer mi
camino y meterme en la parte de atrás como si nada hubiera sucedido.
Oye, Rochi, ¿tuviste un buen día? preguntó Nicolas cuando entré en el coche.
En realidad sí lo hice, todo el día excepto justo al final cuando alguien lanzó un
golpe hacia mí le respondí con un encogimiento de hombros. Nicolas
inmediatamente le dio a Gaston una palmada en la parte posterior de la cabeza.
¡Ay, mierda, ¿Por qué fue eso? preguntó Gaston, frotándose la cabeza.
Por golpear a mi hermanita. Nicolas se encogió de hombros.
¿Cómo sabes que fui yo? se quejó Gaston. Me reí mientras Gaston me lanzaba una
mirada sucia y saqué mi iPod.
Rochi, viéndose como es viernes... dijo Nicolas, apagándose.
Gemí, sabiendo al instante de qué se trataba. Su tradición semanal.
¡No! ¡Ninguna fiesta! Vamos, Nicolas, ¿en serio? ¿Tiene que ser en nuestra casa
todas las semanas? ¡Ni siquiera hay juego esta noche! Se supone que es una fiesta
para después del juego. Quiero decir, ¿nadie más puede hacerla por una semana
para que no tenga que limpiar todo después de que se larguen tus idiotas amigos
borrachos? pregunté, mirando a Gaston de nuevo.
¡Oye no me metas en esto; siempre ayudo a limpiar! exclamó Gaston a la
defensiva.
Suspiré, sintiéndome derrotada. Mi hermano hacía una fiesta en nuestra casa todos
los viernes por la noche porque no teníamos supervisión paterna, así que era más
fácil hacerla en nuestra casa. No sé por qué me molestaba en quejarme al respecto,
sucedía independientemente de si me gustara o no. Subí el volumen de mi iPod
para ahogar la voz de los chicos hablando sobre con quién se iban a enredar y miré
por la ventana. Pude ver a Gaston tratando de hacer contacto visual conmigo por el

espejo pero no le hice caso y fingí que me perdía por completo en la canción.

5 comentarios:

  1. que lindo capitulo no tengo ganas de saber que pasa en es fiesta gracias por subir :)

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  2. Que buen capitulo! Me gusta el Gastón sensible y sincero!! Espero el próximo!!!

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  3. Es muy linda la historia! Quiero mas.

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  4. Me encanto, sube el otro ya por favor! Quiero saber como sigue!!!

    Besos :)

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